La Casa de la Cultura de Mieres fue el escenario de la puesta de largo de la recientemente creada Asociación Cultural "Camín de Mieres", que en seis meses de vida ya agrupa a más de ochenta socios. La apertura de sus actividades públicas fue el debate-coloquio sobre la historia asociativa de Mieres que protagonizaron los historiadores mierenses Faustino Zapico y Ernesto Burgos, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA.

Abrió el acto Sergio Gutiérrez, miembro de la asociación, que explicó que "Camín de Mieres se constituye como una espacio cultural plural, tolerante y democrático, para el impulso de la reflexión social y la cultura popular al servicio de la gente, con defensa de los derechos humanos y respeto al individuo". Gutiérrez aprovechó para anunciar los próximos actos promovidos por la entidad, entre los que destaca el homenaje a Carmen Castañón, que fuera directora del Instituto Bernaldo de Quirós, para el día 15 de diciembre. Por su parte, Mar Montero, presidenta de la asociación organizadora, anunció que su labor principal estará relacionada con el deporte, dentro de las Jornadas de Montaña de Mieres y en la preparación de rutas y excursiones por el monte. Montero destacó la labor de Lorenzo Ablanedo "que el día 20 de diciembre traerá a Mieres a figuras importantes del ciclismo en un acto también organizado por Camín de Mieres".

Faustino Zapico comenzó diciendo que "Mieres, a pesar de su corta edad -180 años-, ha aportado mucho a la historia contemporánea asturiana, incluido lo cultural". El fenómeno asociativo tiene su origen en la revolución industrial, "que llega a Mieres por el carbón, lo que provocó una rápida industrialización y el nacimiento de Mieres a raíz de la unión de pequeños pueblos y aldeas". "Y ello trajo cambios fundamentales en la gente; se pasó a vivir a la ciudad, y todo ello generó una conciencia de clase" manifestó Zapico, que fija en el último tercio del siglo XIX el nacimiento de las primeras asociaciones, ateneos y sociedades recreativas

Ernesto Burgos llevó a cabo un repaso a lo largo del tiempo de las asociaciones más significativas de Mieres, a partir del Círculo Republicano, nacido en 1869 y el Centro Obrero (donde tuvo lugar la primera boda civil). Apoyado con material fotográfico, Burgos se refirió a "las sociedades cooperativas y de socorros mutuos que había en muchos pueblos del concejo, creadas como sistema de jubilación y de protección por enfermedad en tiempos es que no existían esas coberturas públicas", así como a las múltiples sociedades gremiales, deportivas y culturales "reflejo de la gran actividad y vida de Mieres en aquella época".

"Cuando en 1927, el Ayuntamiento reconoció el grave problema público que suponían las tabernas, se llegó a crear la primera asociación antialcohólica, que prohibía estatutariamente a sus miembros entrar en tabernas y beber alcohol", comentó el historiador mierense, que repasó "las reivindicativas asociaciones de vecinos, que han obtenido grandes resultados", y se detuvo en las tres grandes asociaciones históricas del concejo: el Casino, el Centro Cultural y Deportivo Mierense y la Asociación Amigos de Mieres, "que no son ni la sombra de lo que llegaron a ser".

Burgos declaró que "las asociaciones son las depositarias de la auténtica cultura popular" y sentenció que "el derribo del teatro Capitol fue el mayor hachazo a la cultura de Mieres". Por su parte, Zapico expuso que "si las asociaciones culturales se marcan como vía principal de financiación los fondos públicos, ponen el peligro su independencia".