Los valles mineros no faltaron ayer a su cita con la festividad de Todos los Santos. Días atrás, los vecinos habían acudido a los camposantos donde descansan sus familiares con la intención de adornar nichos y lápidas de cara a la festividad, llenando de flores estos espacios. Ayer fue, sobre todo, un día para el recuerdo de los fallecidos y, por qué no, también para el reencuentro entre amigos y familiares.

El cementerio de Mieres fue el más frecuentado de la comarca del Caudal. Hasta el camposanto se acercaron familiares a llevar su recuerdo a los fallecidos desde primera hora de la mañana hasta su cierre, previsto para las seis de la tarde. "Me parece una tradición muy bonita y necesaria para mantener cuidados los cementerios", explicó Amalia Fernández, una mierense que acudió a la tumba de su madre para dejar flores. Cerca estaba Pedro Cabo, otro vecino que acudió a mediodía "para evitar aglomeraciones".

No fue necesario regular el tráfico, ya que no hay oficio religioso en el camposanto. Donde sí se produjeron retenciones, aunque no causaron un gran trastorno, fue en las inmediaciones del camposanto de Moreda. Es el principal cementerio del concejo de Aller. La mayor concentración de familiares y recuerdos se produjo a las cuatro, hora prevista para el rezo de un Rosario y el oficio de una misa por los fallecidos. Sin embargo, la jornada también fue agridulce para algunos vecinos con familiares que descansan en el cementerio de Villanueva. Y es que habían desaparecido las flores que se habían colocado días atrás en algunos de los panteones y sepulturas del camposanto. Los afectados aprovecharon para requerir al Ayuntamiento de Aller que aumente la vigilancia en los cementerios del concejo durante estas fechas tan señaladas.

Por otro lado, en Lena fue necesario cortar el acceso hasta el cementerio, ubicado en la zona alta de la Pola (por encima de la estación de Renfe). El estrecho acceso quedó cerrado antes del oficio, a las cuatro de la tarde, para evitar aglomeraciones y problemas de tráfico. Sólo pudieron acceder en coche los vehículos autorizados y personas que acreditaron problemas de movilidad. Agentes de la Policía Local velaron por el correcto tránsito de vehículos.

La festividad se vivió con total normalidad en la comarca del Nalón. La Policía Local de Langreo había establecido un plan de acceso a los camposantos que contribuyó a que no se produjesen incidentes de calado entre el tráfico. Eso no evitó que se produjeran aglomeraciones de vehículos en las inmediaciones de los cementerios, como en el de Pando, donde el oficio religioso tuvo lugar al mediodía. Entre las personas que acudieron al camposanto se encontraba María Gutiérrez, que tiene a sus padres allí. "No falto nunca, aunque prefiero venir a otras horas porque hay demasiada gente", destacó.

En el camposanto langreano había ayer un cruce de sentimientos. Y es que, además de la pena por los fallecidos, también se respiraba cierta alegría por el encuentro entre personas que no se veían con demasiada asiduidad. Es el caso de Rocío Suárez, quien explicó que "siempre nos juntamos todos los primos".

El mismo ambiente se respiró también en el resto de camposantos del Nalón, donde la jornada de recuerdo de los que ya no están se convirtió también en un momento para la unión de las familias. En Pola de Laviana el oficio religioso se desarrolló a las cuatro de la tarde, con numerosos asistentes.