Los actores son muñecos de plastilina, sombras o pinturas, pero los escolares se ocupan de todo lo demás. Ejercen como directores, guionistas, montadores y operadores de cámara de películas de animación. La iniciativa forma parte del taller "Stop-motion", una actividad extraescolar que se está desarrollando en varios centros escolares de la comarca del Nalón, entre los que figura el colegio Turiellos de La Felguera. En este centro langreano participan en el taller de animación siete niños de edades comprendidas entre los 5 y los 12 años. "El objetivo principal es que los niños tomen contacto con el conocimiento audiovisual y las nuevas tecnologías de forma útil y responsable, que diferencien los diferentes géneros cinematográficos de animación audiovisual y trabajen en equipo para crear cortometrajes propios o inspirados en cuentos", indica Beatriz Navarrete, responsable de la actividad.

Los estudiantes están trabajando actualmente en un pequeño proyecto que consiste en la creación de un falso documental sobre animales imaginarios. "Se presentan diferentes técnicas de animación en plastilina, siluetas y sombras, cut-out, pixilación, con objetos, en pizarra, pintura...". Los escolares trabajan con estos elementos para darles las formas buscadas y posteriormente toman fotografías de ellos cambiándolos de posición poco a poco, con el objetivo de montar las imágenes y obtener secuencias con apariencia de movimiento utilizadas en las cintas de animación. "A través de las diferentes técnicas, los niños crean personajes individualmente. Los personajes creados, se ponen en escena conjuntamente para iniciar el trabajo en equipo y ver cómo se relacionan entre ellos", apunta Navarrete.

Guión

Posteriormente, el grupo crea la estructura de la historia que se quiere narrar, los story-board, los decorados y atrezo. "Se trabaja la iluminación, los diferentes tipos de plano y ángulo, la edición de vídeo, la selección de música, la grabación y edición de audio, los créditos, la proyección del resultado final y autoevaluación y reflexión de los resultados obtenidos", esgrimió Navarrete, para añadir a continuación. "A los chavales se les facilita el acceso a cortometrajes de animación, imágenes de pinturas, esculturas, ilustraciones y libros que puedan suscitar interés entre los participantes. No es obligatorio verlo o leerlo todo, pero suelen echarle un vistazo para poder comentarlo entre ellos. Con esto, pretendemos enriquecer su imaginario y su creatividad, que surjan entre ellos ideas para el proyecto en el que están trabajando o abrir la puerta a otro nuevo, que se generen diferentes opiniones, debates, recomendaciones de películas o libros, y todo lo que se les ocurra".

La actividad se desarrolla en grupos reducidos, que hacen posible "atender las necesidades e intereses individuales de cada niño, trabajar su aprendizaje a través de la curiosidad, la autoevaluación crítica y su capacidad de autoeducación. Adquieren conocimientos mediante la realización de pequeños proyectos, bajo la pedagogía de prender haciendo", concluyó Navarrete.