El incremento de las visitas y los ingresos del Museo de la Minería y la Industria (Mumi) de El Entrego permitirá desbloquear en 2017 la apertura del pozo San Vicente como Museo del Movimiento Obrero. Esa es, al menos, la pretensión de los responsables del Mumi, que confían en poner en marcha las nuevas dependencias museísticas por fases, a medida que haya recursos para ir abriendo los diferentes espacios expositivos. La caña del pozo San Vicente ya está conectada con el edificio principal del Museo de la Minería a través de una galería subterránea recorrida por un tren turístico. El tren ha sido utilizado de forma ocasional por grupos de turistas en los últimos meses, que han podido visitar la zona exterior del pozo San Vicente.

El aumento del volumen de turistas ha llevado a los gestores del Mumi a pensar en ampliar su oferta. Al cierre del mes de octubre, un total de 55.033 personas habían pasado por el centro cultural de El Entrego este año, 4.712 personas más que en el mismo período del ejercicio anterior. Esta tendencia al alza, que consolida el ligero repunte experimentado en 2015, ha tenido un notable impacto en los ingresos. El Museo de la Minería ha recaudado en lo que va de año 320.000 euros, 25.000 más que en los diez primeros meses de 2015. "Estamos en la senda de la recuperación después de unos años en los que la crisis afectó a las visitas. Si mantenemos este crecimiento podemos pensar en abrir de forma parcial a los visitantes el pozo San Vicente, siempre manteniendo la idea de las sostenibilidad de la actividad", argumentó el director del Mumi, Santiago González Romero.

La fuente principal de financiación del Mumi son los ingresos propios derivados de la venta de entradas y de la tienda. Además, el diseño, elaboración e instalación de los contenidos del Museo Obrero ha sido asumido por el propio personal del centro cultural. "La apertura de San Vicente puede hacerse de forma parcial, añadiendo contenidos progresivamente. Y podemos empezar por los elementos exteriores; la plaza del castillete es un mirador del Valle y las demás instalaciones también son atractivas para el turista".

La instalación tiene un gran valor histórico. Funcionó más de una década como símbolo de autogestión obrera, desde 1926 y hasta que la guerra civil frustró la experiencia. La mina fue explotada durante esos diez años por el SOMA, en una iniciativa pionera.