El domingo por la tarde, cerca de las seis y media, Manuel Duarte pidió una bolsa de plástico en el restaurante La Parrilla de Campomanes. Fue la última vez que alguien le vio con vida. El hombre, de 91 años y apodado Manolo "el gallego", apareció ayer muerto en una orilla del río Lena, a su paso por el puente que da acceso a la estación de Campomanes, al lado del campo de fútbol. Las primeras hipótesis apuntan a que Duarte se precipitó de forma accidental desde el muro (de unos cuarenta centímetros de altura) en el que termina la barandilla del puente. El caso, no obstante, está siendo investigado por la Guardia Civil.

Manolo Duarte tenía dos hijas y estaba viudo. Era natural de Galicia, pero llevaba más de cuarenta años en Campomanes, localidad a la que se trasladó cuando encontró trabajo en la mina. Estaba ágil y era independiente aunque, durante los últimos meses, sus allegados habían percibido que las piernas le fallaban a veces: "Estaba algo torpe, cayó un día del autobús y fijo que cayó aquí", explicó uno de sus amigos. También confirmó que Duarte acostumbraba a pasear por la zona.

La familia denunció la desaparición ayer, cuando se cumplían 48 horas desde la última vez que fue visto. El familiar que dio el aviso al Centro de Emergencias indicó que se había acercado a la casa del hombre y que no estaba, y que llevaba sin tener noticias de él desde el domingo.

La sala del 112 puso en marcha un amplio dispositivo: movilizó al Grupo de Rescate de Bomberos de Asturias con el helicóptero medicalizado, la Unidad Canina de Rescate y efectivos de bomberos con base en La Morgal. También dieron aviso a Protección Civil de Lena. Cuando los equipos estaban ya en marcha hacia el lugar, una vecina alertó de que había visto "algo que podría ser un cuerpo" en la orilla del río. Entonces se anuló todo el dispositivo, salvo el grupo de rescate a bordo del helicóptero.

Los primeros que accedieron al cuerpo fueron los efectivos del grupo de rescate y Protección Civil. Estaba en una zona de difícil acceso, por lo que las labores se prolongaron durante más de una hora. El fallecido fue trasladado en una camilla, con la que el grupo de rescate -al que se unieron también miembros del GREIM (Grupos de Rescate e Intervención en Montaña)- salvó un desnivel de 12 metros para acceder a una zona verde. Allí esperaba la autoridad judicial, que procedió al levantamiento del cadáver. Entre los objetos personales encontraron una cartera y un paraguas. Ni rastro de aquella bolsa de plástico que pidió poco antes de morir.