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La historia de la romería más emblemática del otoño asturiano

Los Humanitarios, la juerga de la tradición

La fiesta de San Martín nació en 1966 del empeño de unos pocos y ahora reúne a más de diez mil personas cada 11 de noviembre

La directiva de la Sociedad Humanitarios, en el año 1914. HUMANITARIOS

El día 11 de noviembre, Moreda (Aller) huele a fabada. No es un comentario esnob como el que dedicó Victoria Beckham a España cuando afirmó que todo el país tenía cierta peste a ajo. Es una prueba más de que la romería de los Humanitarios de San Martín se vive en todas las casas, porque todos los fogones calientan el menú tradicional: fabes y panchón. Y es así desde 1966, cuando un grupo de vecinos decidieron hacer de la tradición una juerga. Querían dar un toque festivo a una entidad que lleva más de un siglo repartiendo solidaridad. Y lo consiguieron. La romería, declarada de Interés Turístico Nacional, cumplió el viernes cincuenta años. Y lo hizo con salud de hierro y batiendo récords: a la fiesta acudieron más de 10.000 personas y un allerano pagó 550 euros por un pan de escanda, el precio más alto registrado en la puya'l ramu hasta la fecha.

Los que llegan de fuera del concejo ven el desfile, en el que participan un centenar de "xandes" (carrozas), bandas de gaitas y grupos folclóricos. Escuchan la música de la gaita, que afina desde primera hora de la mañana. Y se van contentos con la romería. "La fiesta de los Humanitarios", dicen fuera de Aller. Para los vecinos del municipio es "la fiesta de San Martín". Porque ese es el patrón cada día y su festividad es una religión. Es casi pecado no respetarla y sacrilegio no sentirla.

Y cuesta creer que toda esa romería se fraguara en el bar de Gésima. Un establecimiento muy pequeño que ocupaba el bajo de un inmueble frente a la iglesia. "Ahí se reunían los miembros de la primera junta directiva", explica Esperanza del Fueyo, presidenta de la Sociedad Humanitarios, mientras mira fotos antiguas. Está solo a unas horas de celebrar la 50.ª edición de la fiesta, pero siempre saca tiempo para la historia de la sociedad. Junto a ella están trabajando Araceli Hevia, Julio Quirós, José Luis de la Cruz y Pedro Santos. Dando los últimos retoques, preparando las flores, haciendo llamadas sin parar.

Los nervios de última hora no se quitan, aunque lleven cincuenta años de fiesta. Igual que sigue muy viva la sociedad, tras más de un siglo de solidaridad. La entidad nació en 1905 para solventar un problema de pastos que tenía enfrentados a los ganaderos de Aller y Lena, sobre todo en el valle del Río Negro.

Una vez arreglado aquel entuerto, decidieron seguir trabajando por el pueblo. Arreglaban carreteras, construían redes de saneamiento y atendían a los que necesitaban comida. El nombre de la sociedad, afirma del Fueyo, "fue el que quisieron poner los vecinos porque siempre que los veían pasar decían 'mira, ahí van los humanitarios del pueblu'". La sociedad siguió creciendo y, cada 11 de noviembre, la junta directiva se reunía en torno a una mesa para debatir los nuevos proyectos que se pondrían en marcha.

La reunión cogió fuerza en los años 40: "Había comidas por distintos bares". Fue en 1965 cuando aquellos vecinos, que se reunían en el bar de Gésima, dieron el paso definitivo: "Dijimos que de ese año no pasaba, que había que festejar a San Martín. Y así fue, de la primera reunión salimos ya con presidente, con tesorero y con todos los cargos", explicó José Antonio Gutiérrez "Caneco" en una entrevista con LA NUEVA ESPAÑA la pasada primavera. "Caneco", que era "Puyaor de honor" porque llevaba desde 1966 sustentando el cargo, falleció el pasado mes de junio. Sus hijos, José y Begoña, tomaron en esta edición el relevo. Como él siempre decía, "las raíces harán que su fruto permanezca".

"Caneco" citaba a todos los que estuvieron en aquella reunión: "Pero nómbralos así, como yo te lo digo, que por el nombre de pila no los conoce nadie", decía. Eran Manuel, el actor José Suárez, Maquinay, Avelio, Santinos, Fredito, Celso, "Kike bocadillo", Juanín el de Gésima, don Luis el médico, Tino "gasolina", Tino "Cartagena", "El Mariscu", "Corralitu" y Gelo Bemba, que fue el primer presidente de la sociedad.

El 11 de noviembre de 1966, salieron a la calle dispuestos a poner a San Martín, a Moreda y la Sociedad Humanitarios en el mapa. Fue un éxito. Los hosteleros se volcaron y donaron litros de "Fino La Ina", sidra y cerveza con gaseosa para apaciguar la sed de los romeros. "Lo que más recuerdo de aquellos primeros años es como bailaban con el traje tradicional y madreñes las vecinos y vecinos de la zona rural, era espectacular", explica del Fueyo.

-¿Vísteste por San Martín?

Es una pregunta muy común entre los grupos de amigos en el concejo. Pocos son los que ese día no lucen chaleco y montera. Ellas prefieren el traje de allerana al de asturiana. La vestimenta del concejo cambia dengue por mantón y la falda es larga hasta los pies y de una tela más ligera. Pocos jóvenes no forman parte de una "xanda", las carrozas que animan el desfile y reparten sidra entre el numeroso público.

Son parte del alma de la fiesta. El cuerpo es una junta directiva que no deja de trabajar. Su labor no se limita, ni de lejos, a la romería. Todo el año ofrecen ropa, comida y productos de aseo a las familias más necesitadas. Les gustaría que su labor y su historia fuera más conocida porque, aclaran desde la directiva, "es la historia de los vecinos, de todos los alleranos". Una historia que da para llenar libros, como el que publicó hace unos años Guillermo Fernández Lorenzo, y que nunca deja de asombrar. Un secreto que pocos alleranos saben: el derecho consuetudinario establece que la presidenta de los Humanitarios puede ejercer de alcaldesa del concejo el día de la fiesta.

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