Prudencio Díaz, allerano de 87 años, salió el miércoles por la tarde de su casa de Caborana y nunca más volvió. El anciano, que había ido al monte a buscar una yegua que se había extraviado, fue encontrado ayer sin vida, en la zona de La Pinga, un entorno de difícil acceso que obligó a la utilización de dos helicópteros del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) para su rescate. Las labores de búsqueda, coordinadas entre la Guardia Civil y el SEPA, se alargaron durante tres días y precisaron de la intervención de unos cuarenta efectivos.

El dispositivo estaba formado por agentes de la Guardia Civil de Caborana, Lena, Ujo y Mieres, el grupo de montaña (GREIM), Bomberos de Asturias, la unidad canina del SEPA, Policía Local de Aller, voluntarios de Protección Civil y de una asociación de trail, vecinos y familiares. La búsqueda se centró ayer en el río Aller y en la zona de La Pinga, un monte situado junto a Caborana, por donde el fallecido tenía unas fincas. Uno de los grupos que estaba rastreando a pie dio con el fallecido, que se encontraba escondido entre unas zarzas. El hallazgo ocurrió minutos antes de las doce del mediodía, dándose inicio en ese momento a las labores de rescate. Dada la dificultad de acceso rodado a la zona, se precisó de la ayuda de los helicópteros del SEPA que utilizaron el entorno de la piscina de Caborana como base para las aeronaves.

No fue hasta las dos de la tarde cuando, tras la intervención de la Policía Judicial, se pudo retirar el cadáver. Primero fue llevado hasta la piscina de Caborana y, después, se trasladó hasta La Morgal, donde los servicios funerarios trasladaron el cuerpo sin vida de Díaz hasta Oviedo para practicarle la autopsia. Tal y como explicaron fuentes del dispositivo de búsqueda, el anciano debió sufrir una fuerte caída en esta zona, donde antiguamente había una mina de montaña. Hasta allí también subió uno de sus hijos, una vez que se conoció que habían encontrado su cuerpo.

Prudencio Díaz se ausentó de su casa en la tarde del miércoles, aunque sus familiares no denunciaron su desaparición hasta un día después. Esto se debió a que el anciano solía quedarse a pasar la noche en una de sus fincas, por lo que su ausencia no levantó suspicacias en un primer momento. Una vez que se presentó la denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Caborana, los agentes iniciaron la búsqueda y solicitaron la colaboración del SEPA, que desplazó a sus efectivos hasta allí. El dispositivo peinó los montes aledaños a Caborana sin encontrar al anciano, así que también amplió la búsqueda al casco urbano del pueblo. Algunos vecinos aseguraron que habían visto a Prudencio Díaz en la jornada del jueves, lo que hizo pensar que podía estar por el pueblo. Tras dos días de búsqueda infructuosos, ayer se rastreó también todo el curso del río hasta Mieres y se volvió a peinar la montaña, localizando al anciano finalmente allí.