"Sacerdote, mineros y estudiante de magisterio eran sus ocupaciones. Setenta y cuatro, cuarenta y ocho, cuarenta y cinco y veinticuatro... sus edades. Jenaro Fueyo, Segundo Alonso, Isidro Fernández y Antonio González, sus nombres". Así comenzaba ayer el "acción de gracias" con el que se celebraba la recepción de las reliquias de los beatos mártires de Nembra en la parroquia allerana. La iglesia se quedó pequeña para acoger a decenas de fieles que quisieron acompañar a las familias en una ceremonia cargada de emoción. El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, fue el encargado de presidir el oficio por el que desde ayer, las reliquias de estos cuatro beatos ya reposan en la parroquia de Nembra.

Durante la ceremonia, que contó con una destacada participación del coro parroquial, Sanz Montes aseguró sobre los cuatro mártires que "desde que la iglesia los nombrara como beatos, son para nosotros no el recuerdo de unos héroes, sino la compañía de unos santos". Glosó su figura, y profundizó en lo que tenían en común: la parroquia de Nembra, la misma que les vio nacer, y que también les vio morir ajusticiados durante la revolución de 1934.

Aprovechó el prelado para hablar de su situación personal, tras la reapertura de la querella contra su persona por una presunta estafa. "Hay paredones de piedra donde te fusilan con bala o paredones de papel donde te calumnian a diario", aseguró Sanz Montes. "Lo digo desde la experiencia propia y actualísima", indicó, para agregar que "cada cual tiene su paredón y en cualquier paredón tienes que dar testimonio de que eres capaz de amar a un enemigo y de morir perdonando". Algo, dijo, que también hicieron los mártires de Nembra.

Previamente, el Arzobispo, que estuvo acompañado por el notario del arzobispado de Oviedo, Alejandro Soler, que fue el encargado de llevar las reliquias al templo allerano, había procedido a bendecir un cuadro pintado por el artista Favila. En la obra, los rostros de Jenaro Fueyo, Segundo Alonso, Isidro Fernández y Antonio González, una cruz de la Victoria y la iglesia parroquial de Nembra.

La ceremonia, en la que estuvieron, entre otros, el arcipreste del Caudal, Gonzalo Suárez, el párroco de Nembra, Enrique Iglesias, y el impulsor de la beatificación, Ángel Garralda, culminó con la presentación de las reliquias a los feligreses, que pasaron uno a uno a besar el relicario con los restos de los cuatro mártires que desde ayer descansan en su parroquia.