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Marino Díaz, noventa años de ruta musical

El nonagenario director de la Orquesta Langreana de Plectro es montañero y acude a los ensayos caminando desde Oviedo

Marino Díaz se enamoró de la música siendo un niño, en la década de los años treinta, cuando pasaba las tardes sentado en una acera, ensimismado con las notas que salían por una de las ventanas del centro social de Pando. Allí había un pequeño altavoz orientado hacia la calle y conectado a un aparato de radio por el que desfilaban las coplas de Concha Piquer y los tangos de Gardel. En aquella misma época se produjo el flechazo de Díaz con la montaña. Su padre le llevó la primera vez al monte con ocho años y ya nunca se separó de él. Ocho décadas después, partituras y caminos siguen marcando el rumbo del director de la Orquesta Langreana de Plectro, al que estos días homenajea el Conservatorio del Valle del Nalón dedicándole su III Semana cultural.

Díaz, que recientemente ha cumplido 90 años y en la actualidad reside en Oviedo, suele desplazarse hasta La Felguera caminando por la montaña cuando hay ensayo. Se calza las botas y llega a través de campas y montes hasta Riaño. Allí coge el autobús porque "no me gusta caminar por asfalto ni expuesto al peligro del tráfico". "No es nada, recorro el trayecto en cuatro horas y media aproximadamente, a ritmo tranquilo. Camino más cuando salgo de ruta los fines de semana con los amigos", explica Díaz que "siempre que no llueva" acostumbra a caminar a diario dos o tres horas por los alrededores de Oviedo.

"La música y la montaña son mi vida. Hace poco me quedé viudo y, sin ellas, la soledad sería terrible. Mi mujer solía bromear diciendo que la música y la montaña eran sus grandes rivales porque me robaban mucho tiempo y creo que tenía razón", reflexiona Díaz.

Nacido en Valdesoto, Marino Díaz se trasladó con sus padres a vivir a La Felguera cuando tenía cinco años. Iba a clases de solfeo en La Salle, pero fue el maestro Ángel Curto quien se ocupó de su formación. "Él me enseñó música cuando entré en la Banda municipal de Langreo, de la que era director. Además de ser un músico de gran talla era una magnífica persona".

Díaz -que trabajó como administrativo en Duro Felguera y posteriormente en Hunosa, hasta su jubilación- fundó en los años cuarenta la rondalla La Salle, que posteriormente se fusionó con la felguerina para dar lugar a lo que hoy es la Orquesta Langreana de Plectro: "En la Banda de Música tocaba instrumentos de viento y en la rondalla pasé a tocar la mandolina. He sido director todos este años, con un codirector a mi lado que en la actualidad es Óscar Allen".

Para este director de orquesta la música es "el lenguaje del alma, un sentimiento del corazón y por eso creo que nos hace mejores personas. Pienso que es algo innato que te acompaña a lo largo de toda la vida".

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