"Esto engancha; el que prueba repite" reconoció el doctor Germán Rodríguez en la charla explicativa de la experiencia vivida en su pasado viaje solidario a la guatemalteca Selva del Quiché, reducto de indígenas mayas supervivientes de las persecuciones, una población inocente que sufre la tiranía de los grandes terratenientes y la violencia del ejército y la guerrilla. La charla, que tuvo lugar en la Casa de la Cultura de Mieres, con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas, se dividió en dos partes: la primera, relativa a las vivencias personales del doctor Rodríguez y la segunda, enfocada a la revisión de los casos clínicos más relevantes a los que se enfrentó.

Rodríguez, integrado en la ONG Cultura Indígena Principado de Asturias, que realiza en el lugar labores de infraestructura, fue el primer pediatra que se adentró en la zona, donde cada año se vuelca en el cuidado de la salud infantil. "Ha cambiado mi manera de entender la vida" manifestó el doctor, satisfecho de haber convencido a otros sanitarios españoles que le acompañan en sus viajes solidarios.

Fray Germán de Carabanzo, como ya es apodado en algunos lugares, jubilado de la medicina pública, aprovecha las temporadas de otoño e invierno en España para recaudar los fondos necesarios para, en primavera y verano, en Guatemala, destinarlos íntegramente al tratamiento de los males que afectan a los niños mayas. "Soy como los antiguos religiosos mendicantes, que pedían por todas partes para poder ayudar a los más necesitados" reconoce el médico de origen lenense, que se halla en plena preparación de su sexto viaje el próximo mes de mayo. Rodríguez expuso las dificultades con las que se encuentra el profesional de la medicina occidental, que ha de enfrentarse al rechazo derivado de las creencias mayas y a la oposición de los pastores evangélicos, que imponen la regla de que "ante la enfermedad, resignación". "A veces tengo que sobornar a los padres para que me dejen tratar a sus hijos o para llevarlos a la capital y que sean intervenidos en hospitales" manifestó el doctor, que paga el coste de los tratamientos.

Los resultados están a la vista. Yolanda, afectada de un tumor de origen tuberculoso, hoy se ha convertido en ayudante del doctor Rodríguez y estudia pedagogía. A Mar le cambió la vida tras la intervención de cadera. El glaucoma de Pedro y las cataratas congénitas de Onelia se solucionaron y hoy ambos han recuperado la visión. Y Celia, condenada a vivir de rodillas, hoy puede caminar. Y como ellos, otros niños, con problemas intestinales, ortopédicos, vertebrales, sin ningún futuro de no haber sido por la llegada del doctor Germán Rodríguez y el milagro de la medicina.