La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El futuro de la actividad extractiva

El Consejo Económico y Social de la UE da hasta medio siglo más de vida al carbón

Un estudio del órgano europeo defiende su "papel estabilizador en el sistema energético" y muestra su preocupación por las Cuencas

Una pala amontona carbón en el lavadero de Hunosa en Sueros. J. R. SILVEIRA

El futuro del carbón en España ha encontrado un nuevo aliado en Europa. Y no es uno cualquiera, sino el Comité Económico y Social (CES) de la UE, uno de los órganos consultivos de las grandes instituciones continentales. El CES defiende un periodo de transición para el sector del carbón de entre 25 y 50 años, lo que chocaría frontalmente con las medidas adoptadas en la Decisión 787 del Parlamento Europeo que obligará a cerrar la gran mayoría de las minas en apenas dos años.

El organismo europeo defienda esas conclusiones en un documento elaborado sobre "Los recursos autóctonos de carbón en la transición energética de la UE". En ese texto, el CES asegura que en algunos Estados miembros, entre ellos España, "los recursos autóctonos de carbón y lignito siguen siendo importantes para generar electricidad y calor, puesto que no solo contribuyen a un suministro energético seguro y asequible y a la competitividad económica, sino que desempeñan un papel estabilizador en el sistema energético, en términos tanto técnicos como económicos". Además, también se pronuncia respecto a los territorios carboneros y señala una gran preocupación respecto al futuro que puedan tener más allá de la minería.

El Consejo Económico y Social no pone en duda la necesidad de un cambio en el modelo energético hacia un sistema más sostenible y medioambientalmente menos agresivo, si bien insta a las instituciones europeas a abrir diálogos con los estados miembros ya que entienden que una deriva de ese calado se debe tomar con el consenso mayor. El informe del CES indica que ese cambio de modelo debe de realizarse a largo plazo y "abarcar al menos a dos generaciones más, es decir, entre 25 y 50 años", por lo que insta "al diálogo político y social para asegurar planes de transición energética nacionales, sectoriales y empresariales". Sin embargo, también incluye matices en su dictamen, e insta a apostar paulatinamente por un uso "menos dañino y más eficiente del carbón". Un combustible que el CES reconoce que pese a que su utilización se va a ir suprimiendo, en el algunos países "seguirá utilizándose en las próximas décadas".

El informe del CES pone sobre la mesa que para poder seguir utilizando carbón como combustible para la producción de electricidad, es necesario mejorar "varios instrumento beneficiosos y de utilidad demostrada: el aumento de la eficiencia, la flexibilidad y la cogeneración".

En este sentido, lo que el Comité pone sobre la mesa es la necesidad de buscar un uso menos contaminante del carbón a través de una mejora de la eficiencia, cuestión que permitiría reducir las emisiones de dióxido de carbono en una tercera parte. Un sistema que no es nuevo y que ya se utiliza en países como Alemania, donde hay centrales térmicas de carbón tecnológicamente capaces de optimizar el rendimiento hasta el punto de aumentar o disminuir rápidamente su producción para apoyar a las renovables.

El informe del CES también pone el foco en la necesidad de apostar por los usos alternativos del carbón. El documento señala que además de para la producción eléctrica, este mineral "se utiliza en la producción de cemento y puede transformarse en combustibles líquidos. Entre otros grandes usuarios del carbón, cabe mencionar las acerías, los fabricantes de papel, las industrias química y farmacéutica y la industria alimentaria. El carbón también es un ingrediente esencial para la fabricación de productos especializados, por ejemplo, el carbón activado utilizado en filtros o la fibra de carbono utilizada en los sectores aeroespacial, de ingeniería civil, militar, etc. Existen procesos industriales que permiten fabricar combustibles sintéticos o sustancias químicas básicas, como el metanol, que necesita la industria. Con el metanol puede fabricarse una amplia gama de productos petroquímicos que ahora se producen con otros combustibles fósiles". También el carbón tendrá su vital importancia en el desarrollo del conocido como "material del futuro", el grafeno, que se obtiene a partir del mineral.

El documento del Comité Económico y Social de la UE abre la puerta de par en par al futuro del carbón, incluido el español. Bien es cierto que la transición hacia otro modelo energético es imparable, pero los usos del carbón no se quedan solamente en el de la generación térmica y eléctrica. Es ahí donde se debe hacer una apuesta fuerte por seguir investigando y potenciando otras utilizaciones del mineral. Y todo ello mientras en la UE se lucha por modificar la Decisión 787.

El carbón sigue siendo hoy una de las principales fuentes de generación eléctrica en Europa, ya que supone más de una cuarta parte del total de la energía que se genera. Pese a ello, la UE sigue con la espada de Damocles sobre el sector. En total hay casi 300 centrales de carbón en 22 países de la eurozona. El informe del CES señala que "aunque la idea de excluir progresivamente el carbón de la combinación energética parece ser objeto de aceptación generalizada en aquellos Estados miembros en los que no se explotan recursos autóctonos de carbón, no puede decirse lo mismo de las cuencas mineras de la UE, en las que el sector proporciona empleos directos a 240.000 trabajadores". Sumando los empleos indirectos, se sobrepasaría el millón de personas.

El CES no es el único organismo que ha puesto un poco de luz al negro futuro que se barrunta para el carbón. La Agencia Mundial de la Energía también señaló en un informe emitido hace un par de años que el consumo de carbón iba a seguir creciendo en los próximos años. Es precisamente a estos documentos a los que se tiene que aferrar un sector que aún herido, aún no ha dicho su última palabra.

Compartir el artículo

stats