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La primera noche, bajo la luz de una pequeña linterna

La llegada a Barredo y la primera noche que pasaron bajo tierra son horas que permanecen gravadas en la memoria de la mayoría de los 36 mineros que protagonizaron el encierro de Barredo. Cuando lograron que la jaula descendiera, la dirección del pozo decidió apagar las luces. El grupo llegó a la cuarta planta totalmente a oscuras, sin poder ver absolutamente nada. "No podíamos dar ni una paso, estábamos atrapados". Por su suerte, uno de los 36 dirigentes obreros, en concreto Balbino Dosantos, había cogido en casa una pequeña linterna. Con aquel tenue rayo de luz los mineros fueron desembarcando uno a uno, acomodándose todos juntos contra una pared. Así pasaron la primera noche, ya que la empresa no accedió a encender la luz hasta la mañana siguiente.

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