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Una empresa alimentaria extiende el olor a huevo podrido por todo el sur de Mieres

Los vecinos perjudicados se concentran en Baíña frente a la factoría de Ovo Foods para denunciar el "hedor" que les llega a sus viviendas

Los vecinos, tapados con mascarillas durante la concentración a la puerta de la planta de Ovo Foods. J. R. SILVEIRA

La apertura de Ovo Foods, en el polígono de Baíña (Mieres), fue una muy buena noticia para la comarca. En 2010, en plena crisis económica, los vecinos del sur de Mieres recibieron el proyecto como maná caído del cielo. Poco sabían entonces que ese "maná" tendría "un olor insoportable". Un "hedor a huevo podrido" que, denuncian los portavoces vecinales, se extiende por Baíña, Cardeo, Loredo y todas las localidades del entorno. Han iniciado las protestas, con una concentración a la puerta de la nave y ataviados con mascarillas: "Es insoportable, hay días que no podemos ni abrir las ventanas de casa", claman. Dicen que están afectados cerca de medio millar de mierenses y que, si no les dan una solución rápida, emprenderán movilizaciones "más fuertes".

La empresa Ovo Foods pertenece al grupo Derovo e inició su andadura participada por Sadim (filial de diversificación de Hunosa). La planta empezó a producir hace algo más de seis años y cuenta con setenta trabajadores. Tratan diariamente más de un millón de huevos. Buena cifra para la empresa pero, denuncian los vecinos, "una tortura para los pueblos del entorno". Juan Villoria es uno de los portavoces del colectivo afectado e impulsor de la protesta a la puerta de la planta. Es vecino de Baíña, vive muy cerca del polígono, y asegura que su situación es "insostenible". "Llevo ya tiempo sin poder ventilar mi casa, tengo puertas y ventanas cerradas a cal y canto para que no entre el olor", explicó ayer.

Ese "hedor", reconoce Villoria, "no es constante, se produce a ratos". Eso sí, cuando llega una ráfaga "es prácticamente insoportable". Llevan resistiendo la situación desde 2012. La primera vez que denunciaron el mal olor de la planta, la empresa afirmó que se trataba de "un problema técnico relacionado con el periodo de adaptación de la nueva depuradora". Los responsables de la firma añadieron que era "cuestión de tiempo" encontrar una solución. "Una cuestión de mucho tiempo, deberían haber dicho", replica ahora Juan Villoria. Los vecinos mantienen que, lejos de solucionarse, el problema ha empeorado.

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