El carbón dejó ayer de salir de María Luisa. La fecha del 29 de diciembre era el día marcado para proceder al cierre técnico de la emblemática mina de Ciaño, quizá la explotación carbonera más famosa de España gracias a la canción "Santa Bárbara bendita". En la actualidad trabajaban unos 240 mineros en María Luisa, que llegó a tener 1.800 en su época de mayor pujanza. Alrededor de 50 tendrán que quedarse para llevar a cabo el desmantelamiento de la instalación y desarrollar su mantenimiento. El resto se trasladarán a los tres pozos que seguirán abiertos de momento -Carrio (Laviana), Nicolasa (Mieres) y Santiago (Aller)- a la térmica de La Pereda o a las oficinas. Se pone fin de esta forma a 158 años de funcionamiento de la mina de Ciaño y al último pozo que funcionaba en Langreo.

Joaquín Ibiricu, tiene 35 años y es vecino de El Berrón. Es ayudante electromecánico y entró en María Luisa en 2009. "No tenemos ninguna información de nuestro próximo destino. En teoría, cuando me incorpore después de Año Nuevo, tengo que volver aquí", explica este minero, que reflexiona sobre el incierto futuro del sector. "La incertidumbre es total, yo cuento con quedarme en el paro. No soy nada optimista con la idea de que pueda mantenerse una reserva estratégica y alguna mina abierta porque no nos apoyan en nada. Tengo claro que esto se va y el día que se muera la minería, las Cuencas se morirán también". Y añade: "Estuve en Sotón dos años y ya me toco el cierre de ese pozo. Ahora hay que esperar e ir donde me manden".

Rubén García, vecino de Lada de 42 años, también trabaja como ayudante electromecánico en María Luisa desde 2009. "Te da pena que la comarca se quede para lo que va a quedar, una ciudad dormitorio. Unos dicen que va a continuar algún pozo más allá de 2018 y otros que no habrá nada. No sé lo que pasará, pero la situación es complicada para la gente que quede en el sector en esa fecha".

En la misma línea se pronuncia, Ramiro Sampedro, que estuvo en María Luisa de 1962 a 1964. Posteriormente fue destinado a Sotón, donde se retiró. "Veo muy mal que cierre porque, sin minas, las Cuencas quedan arruinadas, abandonadas totalmente".

Las tareas para paralizar por completo la actividad y desmantelar el interior del pozo no serán sencillas. Será necesario desmontar todos los equipos, kilómetros de tuberías, sacar la maquinaria útil y apuntalar algunas zonas, entre otras tareas. El pozo Candín, cerrado a finales de 2014, concluyó su desmantelamiento recientemente.