Con la llegada de las navidades, los Reyes Magos suelen cumplir los deseos de los más pequeños de la casa. Y muchas veces, esos deseos pasan por tener una mascota. Hay ocasiones en las que la situación sale bien, pero en otras muchas, los perros acaban en un albergue de animales. Por ello, desde la perrera de Mieres aconsejan tener muy claras las responsabilidades que ello conlleva antes de dar el paso. "No estamos en contra de que se regalen animales, pero hay que tener claro y pensar muy bien la idea de tener un animal, no regalarlo así porque sí", señala Vanesa Gómez, responsable de la perrera de Mieres, que gestiona la protectora "Trasgu". En 2016, al albergue mierense llegaron 140 animales.

Eso sí, si se toma la decisión de regalar un animal, mejor que sea de una protectora. "Al final todo es una pescadilla que se muerde la cola, hay muchos animales abandonados en albergues y antes de regalar un cachorro hay que pensarlo bien, que no vayan a sacar a un perro de una tienda para meterlo a los pocos días en una protectora", señala la responsable de "Trasgu". Vanesa Gómez explica que "a veces la gente dice que hay cachorros que están detrás de un escaparate y que no lo va a adoptar nadie. Pero si nosotros seguimos comprando, hay demanda, se va a seguir criando y va a haber más animales y muchos de ellos van a acabar en una perrera". Por ello, explica para que ese círculo de compra y venta se acabe hay que dejar de comprar y coger animales de protectora. "Muchos de esos animales que se compran en tiendas acaban en una jaula de una protectora, y hay que evitarlo", señala Gómez.

En el caso de "Trasgu", cuando una persona o una familia viene para regalar un animal a un familiar o un amigo, el proceso que siguen es el de una adopción habitual. "Seguimos el protocolo normal, es decir, que tiene que venir toda la familia o el amigo que vaya a tener el perro, estar todos de acuerdo, venir a pasear al animal antes para crear un vínculo...", explica Vanesa Gómez, que agrega: "Lo de venir y escoger un perro para un amigo o un familiar no se puede hacer, porque al final va a ser una adopción fallida".

La situación del albergue de animales de Mieres, situado en la escombrera de Morgao, es complicada. "Ahora mismo hay unos cien perros aquí, más algún animal que está en casas de acogida, pero que están tutelados por nosotros", señala la responsable de "Trasgu". Reconoce Vanesa Gómez que en los últimos tiempos "se están animando mucho las adopciones, y una vez pasado el verano hay menos recogidas". Pero aún así, el saldo sigue siendo negativo. "Todavía entran más perros que salen", indica. El ejemplo, este año: las entradas han superado las 140 y apenas se han adoptado un centenar de animales. "Las peores épocas son el verano y después de las Navidades y para lo pequeño que es Mieres, que hayan entrado 140 perros es una salvajada", señala.

Además, entre los animales del albergue hay muchos perros grandes, que incluso llevan más de un lustro esperando quien los adopte. "En Mieres se abandonan muchos mastines que los compran para ganado y que después, por unos u otros motivos los abandonan", explica Vanesa, que confiesa que animales de ese tamaño "salen muy pocos".

Como todos los albergues, el de Mieres apela también a la solidaridad de los ciudadanos para subsistir. Estas navidades han hecho lotería para Navidad y el Niño, así como rifas para una cesta. También han puesto a la venta un calendario y han recibido bastantes donativos particulares de pienso o lejía, aunque nunca es suficiente. "Tenemos muchos animales, y si alguien quiere venir y colaborar con alimentos o con lo que pueda será bienvenido", explicó Gómez.