El pintor mexicano José Luis Montes (Cholula, 1968) lleva unos meses viviendo en Mieres y actualmente tiene abierta al público en la Casa de Cultura su muestra "Sueños de colores", centrada en composiciones de imágenes de peces y caballos. Tras una larga trayectoria en su país, espera que su obra tenga una buena acogida en España donde ya había participado previamente en una muestra en Bilbao.
-¿Es cierto que trabaja con un papel biodegradable muy poco común?
-Así es. Se trata de un proceso en el que se utiliza menos agua. Es muy interesante, ya que entre otros materiales se utilizan conchas de mar.
-¿Qué ventajas ofrece?
-Además de las ecológicas, permite utilizar al mismo tiempo varias texturas, como acrílicos y óleos. La hoja pesa bastante, pero es manejable. Lo adquirí por primera vez en México, pero resulta que la empresa que lo comercializa es española.
-¿Por qué una exposición dedicada a peces y caballos?
-Son animales que permiten reflejar muy bien el sentido del movimiento y la abundancia. Además, abren muchas posibilidades a la hora de utilizar colores brillantes y cálidos no muy comunes.
-¿Cómo fueron sus inicios en la pintura?
-Fue un flechazo. Recuerdo que con 12 años mi madre me mandó al mercado y según iba caminando me encontré con un pintor en la calle. No podía parar de hacerles preguntas, hasta que me dijo que me hiciera a un lado y que le dejara trabajar. Pero yo no me fui. A partir de ese día empecé a informarme sobre cómo se debía dibujar y también comencé a buscar los materiales que necesitaba .
-Finalmente pudo aprender del maestro Eduardo Villanueva, que a su vez fue discípulo de Diego Ribera.
-Fue una gran influencia. Nunca me dijo que algo estaba mal. Me animaba a seguir adelante. La verdad es que tardé uno cuatro años en saber que había sido discípulo de Diego Ribera y le recriminé que no me lo hubiera dicho. Me replicó que ese hecho era intrascendente para que yo fuera feliz.
-¿Es más difícil abrirse paso en el mundo del arte en México que en Europa?
-Mucho más, no tiene nada que ver. En mi país no hay ningún tipo de apoyo a la pintura. El arte está en precario. Yo estoy de acuerdo con aquellos que opinan que toda persona que tenga a su alcance una formación adecuada podría llegar a desarrollar cualidades artísticas y de esta forma el mundo sería muy diferente. El problema en México es que la cultura está en manos de una élite que no acepta intrusos. Es muy complicado alcanzar visibilidad sino te respalda un apellido ilustre. En Europa se reconoce mucho más el valor de la obra sin ver primero quien la firma. Ahora que estoy en España empiezo a interesar más en México, donde antes sólo vendía a los turistas.
-¿El artista es más respetado aquí?
-Sí. Se organizan más eventos. Recientemente nos reunimos cerca de noventa pintores en Bueño para participar en concurso. Estas iniciativas son más importantes de lo que parece.
-Lo que no pinta bien ahora en México son las relaciones con Estados Unidos, que pronto tendrá en la Casa Blanca un presidente que quiere construir un muro en la frontera...
-Hay preocupación con el tema Donald Trump, pero el problema con Estados Unidos tiene una dimensión mayor. Tenemos un vecino que organiza fiestas cuando le apetece, a las que no te invita, y que es muy ruidoso. Es algo con lo que tenemos que vivir. Trump tiene el añadido de que a nivel humano es una persona lamentable. Podemos vernos a bocados a un desastre que la historia juzgará en el futuro. Y es que también hay que reconocer que el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, tampoco es un ejemplo de virtudes, empezando porque plagió su tesis universitaria . En mi país hay una corrupción inaceptable, está muy extendida.
-¿Qué opinión tiene de Carlos Slim? ¿Sabe de su relación con el Real Oviedo?
-Sí, me he enterado. En México tiene simpatías, ya que ha impulsado algunos proyectos sociales. De todas formas, si le ven dígale que un compatriota le anda buscando (risas).
