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MARINA CASADO | Ganadora del Concurso de relatos "Eugenio Carbajal"

"Más que los premios, me hace ilusión saber que mi relato transmite algo"

"Las nuevas generaciones literarias no son santo de mi devoción, ahora se escribe para un gran público y hay que tener más criterio"

Marina Casado, en Madrid.

La madrileña Marina Casado se hizo hace unos días con el galardón "Eugenio Carbajal" de relatos que organiza el Ayuntamiento de Mieres. La escritora, licenciada en Periodismo, ha publicado ya dos poemarios y un ensayo. En Mieres ganó con "Goya y la muerte", un relato sobre las misiones pedagógicas de la segunda República, que destacó entre casi trescientos relatos presentados. En abril llegará a Mieres para recoger el premio.

-Resultó seleccionada entre casi trescientos trabajos, ¿qué sintió cuando recibió la noticia?

-Nunca esperas ser tú, pero me hace mucha ilusión, no por el premio en sí, sino por saber que lo que he escrito ha transmitido tanto al jurado. Pero ni me acordaba de que me había presentado, por eso me sorprendió mucho cuando me llamaron para decirme que había ganado, tanto, que tuve que preguntarles que cuál era el premio.

-¿Conocía el certamen "Eugenio Carbajal"?

-Lo conocí el año pasado, hacía tiempo que no me presentaba a concursos, creo que desde 2011, y estuve mirando a qué certámenes podía concurrir, de hecho también me presenté a otro de poesía. En el caso del "Eugenio Carbajal", lo vi en una página de internet, me gustaron las bases y lo envíe.

-¿Qué es "Goya y la muerte"?

-Es una historia sobre una visita real de las misiones pedagógicas durante la II República. Me informé del año y quiénes habían estado allí, entre ellos Luis Cernuda, con el que siempre he tenido un vínculo especial porque es mi poeta de cabecera. Las misiones pedagógicas era una actividad que consistía en llevar la cultura a las zonas rurales, una forma de que los niños entendieran el arte, se conmovieran.

-Usted ha sido precoz para los concursos, ya que con sólo diez años ya ganó el primero.

-Sí, gané un premio de relatos del Ayuntamiento de Madrid con una obra que se llamaba "La princesa de las nubes". Me dieron 10.000 pesetas (60 euros) que para la época era mucho. Después tuve una época en la que gané bastantes concursos seguidos, también porque me presentaba a muchos. Paré porque conseguí publicar mi primer libro de poesía, y pensé que ya no tocaba.

-¿A qué edad comenzó a escribir?

-Creo que desde siempre, tengo relatos y cuentecitos de cuando tenía siete años. A la poesía llegué un poco más tarde. Escribir es algo inherente en mí, escribía y leía en vez de jugar, era mi mundo.

-¿Ha pensado en publicar algo en narrativa?

-Sí, pero estoy con tantas cosas, el doctorado, los másteres, no encuentro todo el tiempo que me gustaría para escribir. No ocurre igual con la poesía y el ensayo, que sí encuentro más tiempo, pero es que para la narrativa, que no para el relato, tienes que ponerte unas horas de trabajo, y eso me falta ahora. Pero de verdad, tengo ganas de encontrar tiempo para escribir una novela, porque tengo muchas ideas, así que cuando tenga tiempo lo haré.

-¿En qué genero se siente más cómoda a la hora de escribir?

-Pues lo que más escribo es poesía, porque creo que nace de un impulso. Hasta en mis relatos, como este con el que gané el "Eugenio Carbajal", hay muchas partes que son muy líricas. Pero me encanta la narrativa y también estoy muy cómoda. Muchas veces tengo una pesadilla, que normalmente son muy surrealistas, y me pongo a escribirlas. Lo único que no he probado es el teatro, tengo algún pequeño experimento, pero quiero estar más suelta antes de ponerme en serio.

-¿Cuál es su tema más recurrente?

-Sobre todo los sueños, pero también la infancia, en este caso porque he tenido una infancia muy feliz y la perspectiva de los niños me atrae mucho. También me gusta el mundo de los cuentos de hadas trasladados al plano real, historias como la de "La bella durmiente" o "Alicia en el país de las maravillas". Otro aspecto que toco son los amores imposibles y últimamente me siento muy atraída por la historia, los años 20 y 30, que es lo que más me interesa porque es la época de la generación del 27. He leído tanto de estos autores, de hecho forman parte de mi tesis doctoral, y tengo un proyecto empezado de una novela enmarcada en esa época. También el terror, el misterio.

-¿Se hace difícil publicar un libro?

-Es bastante difícil, sobre todo el primero, pero después todo se hace más fácil. Me costó encontrar una editorial para mi primer libro de poesía, pero tuve la suerte de conocer a un editor romántico, José María de la Torre, que mira más allá del negocio y apuesta por la literatura y la calidad humana. A partir de ahí se me abrieron las puertas. Con el ensayo no tuve tanta suerte, sí conseguí editorial, pero no me gustó el trato. Los autores que se planteen publicar tienen que mirar muy bien dónde lo hacen porque podrían arrepentirse. Pero bueno, no es imposible, hay que moverse por los círculos donde hay editores y al final se consigue. Mi sueño, desde pequeña, era ser escritora y publicar un libro, yo lo conseguí así que nada es imposible.

-¿Qué opina de los autores actuales?

-El plano en el que mejor me muevo es la poesía pero, tanto en un género como en otro, cada vez tiendo más a los clásicos y me gusta menos el panorama actual. Si pienso en narrativa actual, siempre me voy a lo mayores, como Manuel Vicent, que me gusta mucho pero no es un joven autor. También hablaría de Caballero Bonald, pero pasa lo mismo. Creo que las nuevas generaciones literarias no son santo de mi devoción. En poesía hay autores menos conocidos pero que sí lo valen, se trata de descubrirlos. Aún así, yo me decanto por los clásicos, pienso que hay tanto de ellos por leer y siempre me queda algo más. Ahora se escribe literatura para el gran público, pero muchas veces este gran público no tiene gusto. Hay que tener un poco más de criterio.

-Estudió periodismo, pero no se ha dedicado finalmente a la profesión, ¿qué le ocurrió?

-Estuve un tiempo haciendo prácticas en "El Mundo" y comprendí que el periodismo que me gusta es el cultural, pero hay que ser realistas: no es tan fácil llegar ahí. Después descubrí tardíamente que mi vocación era la docencia y me estoy preparando para ello. Eso sí, si en algún momento tuviera la oportunidad de trabajar en periodismo cultural, no lo dudaría.

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