Los usuarios habituales de las dos grandes bolsas de estacionamiento que dan servicio al centro de Mieres respaldan el plan de reordenación de zonas de estacionamiento proyectado por el Ayuntamiento y que comenzará a ejecutarse en distintas fases este mismo año. A grandes riesgos, los cambios se centran en eliminar el aparcamiento de tierra de la Mayacina, que se convertirá en un parque con zonas verdes, urbanizar y acondicionar la parcela de Oñón y, por último, habilitar casi un centenar de plazas en dos de las parcelas que recientemente se han expropiado a Goncesco. Se trata de concreto de los terrenos de calle la Pista y del Sinagua, con acceso desde Manuel Llaneza.

"Mieres tiene problemas de aparcamiento y es algo que afecta sobre todo a que venga gente de fuera". Jesús Mejuto reside en Langreo y trabaja en un establecimiento hostelero de Mieres. Era un usuario habitual del aparcamiento de tierra de Oñón hasta que decidió alquilar una cochera: "El firme está muy mal y hay días en que no hay plazas. Además, un domingo me multaron por dejar el coche cerca del acceso, aunque no molestaba a nadie. Hay detalles feos. Lo que me pasó a mí le puede pasar a un persona que venga a visitar el mercado y lo normal es que no vuelva. Al final es un perjuicio para la ciudad". Mejuto confía en que la reordenación de las bolsas de estacionamiento mejorará la situación, opinión que comparte José Antonio Serrano: "Los actuales aparcamientos de tierra están muy mal. Hay grandes baches que dificultan el paso, además, los coches acumulan mucha suciedad y corren el riesgo de sufrir averías", apunta este guardia civil jubilado. "Los coches de ahora son bastante altos y grandes, pero si un día cae un viejo '600' en uno de estos socavones, no lo sacan ni con grúa". Pablo Ruiz lamenta que el Ayuntamiento no haya abordado antes la reordenación que ahora finalmente pondrá en marcha: "Es una pena que con las inversiones que llegaron de los fondos mineros no se haya hecho nada por mejorar la ciudad. Lo mejor hubiera sido construir un aparcamiento subterráneo". De hecho, el Ayuntamiento llegó a licitar la construcción de un aparcamiento interior en Oñón, pero la decisión del anterior gobierno de Mariano Rajoy de suprimir las ayudas al carbón dejó la actuación sin efecto.

Belén López sostiene que el Ayuntamiento acierta con su planificación: "La ciudad ganará con el aparcamiento asfaltado en Oñón y con un buen parque en la Mayacina. Lo que tampoco podemos pretender es querer un plaza de estacionamiento reservada delante del trabajo o de casa". Pablo Muñoz hace una análisis muy similar: "Mieres tiene problemas de aparcamiento, pero hasta cierto punto y en ningún caso tan evidentes como tienen Oviedo, Gijón o Avilés. Incluso Langreo está bastante peor. Los planes del Ayuntamiento me parecen razonables y hay que tener en cuenta que aún queda muchos aparcamiento en barrios como Santa Marina, San Pedro o Vega de Arriba. Por muy lejos que aparques tardas sólo unos minutos en llegar a cualquier punto del casco urbano".

Amparo Fernández defiende que mantener los actuales aparcamientos de tierra de la Mayacina y Oñón hubiera sido un error: "En verano están envueltos en una nube de polvo y en invierno, con las lluvias, se convierten en un barrizal". A esta vecina de Rozadas de La Peña le cuesta valorar hasta qué punto la ciudad tiene problemas de aparcamiento: "Es posible que falten plazas, pero también hay muchos vecinos que están acostumbrados a desplazarse en coche dentro de la misma ciudad. Tal vez bastaría con un cambio de hábitos". Manuel Suárez lamenta la falta de civismo: "En Oñón, al no estar delimitadas las plazas, en alguna ocasión me he encontrado el coche bloqueado por otros vehículos". "Hay que reconocer que a ciertas horas es complicada aparcar en el centro", remarca Hernando Pérez. Jesús Mejuto también detecta cierta comodidad: "Es que hay gente que tiene cochera y por pereza prefiere dejar el coche en la calle".

Los mierenses tiene dos cosas claras. Por un lado los aparcamientos de tierra dan servicio, pero generan incomodidades. Por otro, la zona azul gratuita facilita la rotación, pero igualmente genera incomodidades. "El problema que tiene la zona azul es que te limita un bastante, sobre todo a la gente que viene de fuera de trabajar y sólo puede estar dos horas", señala Amparo Fernández.