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Dos vidas de 209 años

Rosario Martínez, de 107 años, y Amelí Hernández, de 102, serán homenajeadas por los antiguos vecinos del barrio de El Pilar de Lada en su encuentro anual

Rosario Martínez, con sus nietos Mary, Valentín y Bautista Sánchez.

Cerca de doscientas personas participarán mañana sábado en el encuentro de antiguos vecinos de El Pilar, el barrio de Lada que se derribó en el año 2002. Será un acto especial, porque en él se homenajeará a las "abuelas" de El Pilar: Rosario Martínez, de 107 años, y Amelí Hernández, de 102. Entre ambas suman casi 210 años de historia viva de Langreo. Sus vidas tuvieron un punto en común: fueron mujeres que tuvieron que trabajar para sacar a su familia adelante, porque se quedaron viudas muy jóvenes. En el caso de Rosario, no volvió a casarse. Amelí sí que lo hizo.

Rosario Martínez nació el 1 de agosto de 1909, en Siones (Oviedo). Siendo muy joven se trasladó con su familia a La Felguera, al Molín de Arriba, donde conoció al que fue su esposo, Armando Díaz. Se casaron en 1932 y tuvieron dos hijos. El matrimonio duró poco tiempo, porque él murió en la Guerra Civil. Viuda y con dos pequeños, tuvo que ponerse a trabajar "en lo que podía", tal y como relata su nieta, Mary Sánchez, con la vive desde hace ocho años.

"Primero trabajó en una carpintería barnizando muebles, luego ya pasó a ser limpiadora de portales, en edificios...". La madre de Mary, hija de Rosario, se casó con un trabajador de Hunosa. Tuvieron tres hijos y solicitaron un piso a la empresa. Finalmente, les concedieron una vivienda en el barrio de El Pilar, en el año 1970. Su abuela se fue a vivir con ellos, "éramos seis en casa. Ella todavía trabajaba en aquella época", explica Mary Sánchez, que durmió con ella "hasta que me casé".

Rosario fue vecina del antiguo barrio de El Pilar hasta el año 2002, cuando con su hija y su yerno fueron trasladados al nuevo barrio, más cercano al centro de Lada. "En 2008, murió mi madre, y no lo dudé un momento. La traje a vivir conmigo, ella ayudó a criarnos y es una persona maravillosa", explica su nieta. Sobre el homenaje que se le rendirá mañana, "la verdad es que ella está ya algo mal". Eso sí, sigue teniendo mucho carácter. "Nunca le gustó mucho salir de casa, pero lo de votar no lo perdona". Con 106 años "nos dijo que quería ir a votar. Le compré un chubasquero especial, para ir con ella en la silla de ruedas. La gente como ella pasó muchas penalidades, viuda muy joven, trabajando duro muchos años... votar para ella es una señal de libertad".

Los primeros años de la historia de Amelí Hernández no difieren mucho de los de Rosario. Nació el 15 de julio de 1914, en Vega (cerca de La Felguera), en una familia de seis hermanos, tres hombres y tres mujeres. Su padre llevaba el bar "Casa El Piringüelu". Empezó a trabajar en los comedores de Duro Felguera, y se casó. Fruto de ese matrimonio tuvo un hijo, Cholo, una persona conocida en toda Asturias por ser uno de los "showman" más reconocidos de la región: Cholo Juvacho. "Mi madre", relata otro de sus hijos, Juanjo Hevia, "se quedó viuda muy joven". "Mi padre", Vicente Hevia, "también era viudo", y también tenía un hijo, Vicente. "Trabajaba en Duro Felguera. Ellos se conocieron trabajando, ella en el comedor, él en Construcción de Duro". Eran "dos viudos atípicos", ambos jóvenes, con hijos. Se casaron y tuvieron otros dos hombres: Juanjo y Jorge. Vivían en una casa en La Felguera, en la zona donde hoy en día se encuentra Langrehotel. "Habían pedido una casa a la empresa, y en el año 68 nos fuimos a vivir al barrio de El Pilar".

En él, "nosotros fuimos creciendo, y pasamos unos buenos años". En Lada, el matrimonio estuvo hasta "que se jubilaron", en 1980 aproximadamente. Se quedó viuda con 77 años y hasta los 82 "vivió sola. Un día vino y nos dijo a todos que había pedido plaza en una residencia. Y en ella está, en Pumarín (Gijón)". Amelí Hernández es una persona "muy alegre", que "se pone muy contenta por todo". La edad, eso sí, ya no perdona, y de un tiempo a esta parte "se le olvidan las cosas". Eso sí, a sus hijos y nietos siempre les dice una cosa: "Que disfrutemos de la vida todo lo que podamos".

La comida

Los antiguos vecinos del barrio de El Pilar de Lada llevan cuatro años celebrando su comida anual. En esta ocasión será mañana sábado, en Langrehotel, y está prevista la participación de cerca de doscientas personas. Según la organización del acto, "a pesar de que pronto hará quince años del derribo, los fuertes lazos de amistad entre las personas que convivieron en el barrio permiten desarrollar diferentes actividades de hermanamiento, que últimamente se traducen en una comida anual". Este encuentro se celebra en enero porque "en ese mes de 1959 se ocuparon los once pabellones que componían la segunda fase del barrio". Los tres anteriores son mucho más antiguas, "databan de los años veinte".

El programa del acto comenzará sobre las dos de la tarde. Se recibirá a los participantes con música tradicional. Habrá un desfile hasta la escalinata de la iglesia parroquial de San Pedro, donde se realizará la denominada "foto oficial" del encuentro. Ya a las dos y media se entrará a los salones donde se llevará a cabo la comida, que comenzará alrededor de las tres de la tarde. Posteriormente, habrá actuaciones musicales de gente crecida en el barrio de El Pilar, se presentará la primera parte de un archivo audiovisual con las experiencias vitales del vecindario y se homenajeará a las cuatro personas de mayor edad, entre ellas, Rosario Martínez, de 107 años y Amelí Hernández, de 102.

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