La primera vez que Sasha vio su habitación en España, dijo "wow". La primera palabra de Vika en castellano fue "hola" y, desde aquella mañana veraniega de 2013, no ha dejado de charlar. A Margarita le encanta jugar con sus perritos, sus hermanos españoles de cuatro patas. Verónika lee muy rápido y a su hermana, Karyna, le encanta vestirse de princesa. Iván hace cursos de socorrismo y ha decidido que dedicará su vida a salvar vidas. Gleb escucha una canción y baila, lo mismo da que sea "Starway to heaven" que "La bicicleta". Sirva esta breve presentación para conocer un poco a los siete niños bielorrusos que han pasado las vacaciones de Navidad en Asturias. Tienen entre 10 y 13 años y son los participantes en el programa de acogida de la asociación "Humanitarios con la infancia", con sede en Lena y presidida por Vanessa González. Ahora empieza lo más duro para los pequeños: la cuenta atrás para dejar su hogar y volver a casa. Lo único que alivia a sus familias españolas es saber que regresarán en verano.

"Humanitarios con la infancia" se constituyó en el año 2010. Explica la presidenta de esta entidad, sin ánimo de lucro, que "el principal objetivo es la acogida de menores bielorrusos en España". Los pequeños son huérfanos o proceden de familias en riesgo de exclusión social. La mayoría viven en el orfanato de Novogrudok o en aldeas cercanas, un territorio afectado por el accidente de Chernóbil. La asociación, además de los programas de acogida, también envía periódicamente material escolar y ropa de invierno para los niños que no viajan a España.

Los más veteranos del programa son Iván, Sasha y Vika. El pequeño Sasha vive en Pola de Lena, es el hijo de acogida de Vanessa González: "La adaptación de los niños es muy buena, la mayoría de las familias repiten en varios programas porque la experiencia es única". Basta ver al pequeño Sasha de paseo con su hermana. O los "selfies" de Vika con sus amigas españolas. También la sonrisa de Iván cuando juega con Eloy, su hermano español. "Se llevan estupendamente y en el cole de Eloy casi es una fiesta cuando llega Iván, le conocen todos sus compañeros", explica Isabel Álvarez, su mamá española.

El programa fue creciendo con el paso del tiempo, y llegó Margarita. En el verano de 2014, viajaron por primera vez a España Gleb y Karyna. La hermana de esta última, Verónika, fue la última en unirse al grupo. "Muchas familias temen participar por el idioma, pero lo cierto es que no es un problema. Se hacen entender muy bien y aprenden muy rápido", explica Daniel González, padre de acogida de Gleb. Aún recuerda, entre risas, que la primera palabra del pequeño fue "helado". "Se cansó de pedir 'marodna' (morozhenoye, helado en ruso) y de que no le hiciéramos caso", bromea.

Los niños llegan por primera vez con grandes carencias afectivas. La falta de abrazos hace más daño que otros problemas de salud que pueden presentar, como piel atópica o un retraso en el crecimiento. La medicina es mucho cariño, que pronto empieza a dar resultado, y una alimentación adecuada. "Aquí refuerzan su sistema inmunitario y se fortalecen a todos los niveles, a su regreso al país están irreconocibles", afirma González. Lo muestran las fotos y lo dicen los expertos: un mes y medio en España aumenta la esperanza de vida de los niños en dos años.

El programa está coordinado en Bielorrusia por la asociación "Anastasia" y los niños viajan con una monitora. En esta ocasión, ha acompañado al grupo Elena Zabenco. Es una experimentada profesional encargada de resolver los problemas que puedan surgir durante la estancia. Actualmente, "Humanitarios con la infancia" cuenta con ayuda económica del Ayuntamiento de Lena. Tras una Navidad llena de regalos y alegrías, los pequeños se van con la maleta cargada de salud y buenos recuerdos. La tramitación para el programa de verano empezará en febrero. Para participar es necesario adquirir el compromiso del mantenimiento de los pequeños en España. La recompensa no tiene precio: la ilusión de Sasha, la sonrisa de Vika, los abrazos de Karyna, el cariño de Margarita, la vitalidad de Verónika, el compañerismo de Iván y la alegría incansable de Gleb.