"La noche fue horrorosa, primero con el humo y después, cuando estábamos fuera, teníamos miedo a que quemara todo", aseguró ayer Elenita Orviz, en su casa. El olor a humo permanecía todavía en las viviendas del edificio afectado por el incendio y el polvo negro se acumulaba en cada rincón, en unas flores de decoración que habían sido blancas o una lámpara. Las ventanas abiertas de par en par no habían sido capaces de borrar el olor a humo que puso en alerta a varios de los vecinos en la madrugada del pasado martes, que tuvieron que abandonar sus casas de forma apresurada.

"Pensábamos que se nos quemaba la casa, que iba a desplomarse", indicó Elenita Orviz, cuyo marido empezó a toser y fue a la cocina a buscar agua pero "se encontró con que no había luz". "Entonces vio el humo y me dijo levántate que hay un humo que no se respira. Yo me puse muy nerviosa", indicó. El matrimonio se fue a una de las habitaciones, próxima al patio interior, donde permanecieron esperando a que llegasen los bomberos para evacuarlos. Al pasar cerca del baño, dijo la vecina, "vimos cómo entraba el humo por la rejilla de ventilación".

Avelino Zapico y su esposa, Leonides Rozada, también vivieron momentos de angustia esa noche. "Mi padre tuvo que ir al hospital porque había mucho humo y se cayó al bajar por las escaleras en el segundo. Lo sacaron los bomberos", indicó Leticia Zapico. Fue uno de los cuatro vecinos trasladados al centro sanitario comarcal tras sufrir una intoxicación leve al inhalar humo. A las doce de la mañana, los vecinos del cuarto piso, que tiene 82 años y padece una enfermedad respiratoria, tenía ya el alta hospitalaria.

Avelino Zapico se había dado cuenta de que algo no iba bien cuando se marchó la luz de la mesita. "Oyó un ruido, como una pequeña explosión, y pensó que era un trueno. Pero al asomarse a la ventana ya se dieron cuenta de que era humo", indicó su hija, que ayer había accedido a la vivienda a la hora fijada para que pasase el técnico del gas para dar servicio al edificio.

"Había unas llamaradas enormes", recuerda Elenita Orviz, que tras ser evacuada se fue a casa de una vecina. Su marido la mantenía informada de la evolución del fuego. Desde el otro lado del patio, en la pizzería Les Caroles, el trasiego de bomberos se juntaba con el de vecinos que durante la mañana contemplaban desde los ventanales el incendio. "Fue impresionante. Llevamos un susto tremendo", aseguraron detrás de la barra Eli Dacosta y Lucía Alonso, empleadas del establecimiento hostelero.

Ayer, el día después del incendio, los vecinos intentaban volver a la rutina pero todo les recordaba al suceso vivido. Varios pisos disponían ya de suministro eléctrico, pero otros no y lo mismo ocurría con el gas. "La casa está llena de polvo y las ventanas no se pueden ni tocar", resaltó Flor González, vecina que se llevó un buen susto ayer cuando se le empezó a filtrar en su piso agua procedente de otra vivienda.

A última hora de la mañana, se instaló una valla alrededor del bazar. Además, el tramo del Paseo de San Martín que permanecía cerrado quedó abierto a la circulación. La Policía Local se encargó de retirar las señales del vial para que los vehículos pudiesen volver a acceder. Tras el incendio se cortó esa calle y un carril de la paralela, la Avenida de la Constitución, para que los bomberos pudiesen trabajar.