Decenas de personas han despedido hoy en Casomera al cazador fallecido el sábado mientras participaba en una montería con su cuadrilla en Quirós. El joven fue alcanzado por una bala perdida cuyo origen sigue investigando la Guardia Civil. El silencio desgarrador marcó el funeral, que se celebró hoy a la una de la tarde en la iglesia de Casomera. Los restos mortales fueron enterrados tras la misa en el cementerio local. "Era un chaval muy concido en la zona, era de lo mejor", señaló uno de los asistentes.

El tanatorio de la localidad allerana de Moreda era ayer un clamor ante las decenas de visitas de vecinos, amigos y cazadores que quisieron acompañar a la familia del joven, de 31 años, y muy conocido en todo el municipio. "Ver a tanta gente aquí demuestra la clase de persona que era Fidel, que se desvivía por sus allegados y que le hacía un favor a quien fuese", señala Rodrigo González, que compartió vivencias con el joven cazador fallecido desde niños.

Fidel Megido, natural de Casomera, localidad en la que actualmente residía con sus padres, estudió en el colegio El Pilar de Pola de Lena, y actualmente trabajaba con maquinaria pesada en una empresa ovetense. "Su trabajo era una de sus grandes pasiones", señalaba un apesadumbrado Rodrigo González a las puertas del tanatorio. El joven, hijo único, también era un gran aficionado al fútbol, deporte que practicó en el equipo del colegio cuando era niño. "Era una persona que tan pronto estaba con gente de su edad como con gente más mayor, era muy abierto y sociable con todo el mundo", explicaba González.

Pero su gran pasión, y la que le costó la vida en un fatal accidente, era la caza. Desde pequeño salía con su padre como montero, y cuando tuvo la edad legal logró el permiso de caza. Estaba inscrito en la Federación Asturiana y era un experto cazador. "No nos podemos creer todavía que haya sucedido esta fatalidad, Fidel tuvo muy mala suerte", señalaba su amigo.

Los restos mortales del joven llegaron al tanatorio de Moreda ayer, pasadas las dos y media de la tarde. Las muestras de cariño de familiares, vecinos, cazadores y amigos fueron una constante a lo largo de la jornada y el tanatorio se quedó pequeño.