Mieres mantiene un romance con la sidra. Llagares como el de Panizales, enclaves como la plaza de Requejo o fiestas como la Folixa son algunas de las citas de los mierenses con esta bebida asturiana. El Ayuntamiento ha dado un paso más con su declaración como bebida oficial, y vecinos y hosteleros han recibido esta medida con los brazos abiertos.

El propietario de la sidrería Fulgencio, Pedro Sixto, entiende que la declaración de la sidra como bebida institucional de Mieres va a ser muy positiva. "A mí me parece muy bien, todo lo que sea aportar para ganar clientes y turistas va a ser bueno para la hostelería". Sixto es uno de los hosteleros más veteranos de la plaza de Requejo, el enclave sidrero por excelencia de Mieres. Mientras escancia un culete argumenta que "también sería importante que además de que sea la bebida oficial del concejo, se promocione de cara a la exterior, no sólo el producto, sino también donde tomarlo". Precisamente los destinatarios de esos culetes que escanciaba Pedro Sixto asentían con la cabeza a sus argumentos. Miguel Ángel Álvarez bromeaba con que "ahora lo que no puede ser es que no incremente el precio, a ver si por ser oficial nos van a subir la botella".

Para Juanjo García, "Canteli", la sidra ya es de por sí emblemática. "Está bien que la nombren como bebida oficial, pero lo cierto es que ya tiene nombre propio en la cultura asturiana y no le hacen falta apellidos", señala, para agregar: "En la plaza de Requejo, más todavía, porque aquí es de lo que se vive, de la sidra". Este hombre es un habitual de la bebida asturiana: "Suelo tomar una botellina todos los días al vermut, aunque a veces caen dos", bromea.Sin competencia

Otro de los bares de la plaza de Requejo que ayer tenía sus puertas abiertas era "El Rinconín". Allí, Pilar Martínez, la dueña, se mostraba "encantada de la vida" con la declaración de la sidra como bebida oficial de Mieres. "Somos una sidrería y para nosotros siempre es una buena noticia todo lo que sea apoyar al sector y a la bebida", indicaba Martínez. Además, la hostelera ponía un ejemplo muy gráfico de lo que ocurre en la plaza de Requejo, al menos en su local: "Por cada caja de cerveza que vendo, ya vendí cinco de sidra". Una proporción con la que "al final se nota que la sidra gusta, y mucho". Eso sí, defendió que es un producto que "hay que trabajar". "A mí eso de que te dejen el Manolín en la mesa para que te la escancies tú como hacen en muchos sitios no me parece bien, la sidra hay que escanciarla que es como mejor sabe", señaló la hostelera mierense.

Su tesis la apoyaba desde la terraza del local Ramón Díaz: "Siempre está mejor siendo natural y escanciada, lo demás le resta bastante valor". Que la sidra fuese declarada bebida institucional era para este mierense "una cuestión de tiempo". A su juicio, dijo, "sólo hay que ver cómo se vende en todos los establecimientos y cómo están las mesas cuando hace buen tiempo". Una semblanza que se extiende por todos los rincones de Mieres.

Los más fieles a la sidra no dejan pasar la oportunidad de tomar un culete. sea o no bebida oficial. La primavera y el buen tiempo están a la puerta de la esquina, y las sidrerías de Mieres configuran un amplio mapa de terraceo por todo el concejo. Si ahora tienen una duda a la hora de elegir que tomar, al menos siempre pueden optar por defender la oficialidad de la bebida de su municipio y pedir una botella de sidra.