Los trabajadores de Mieres Tubos denunciaron ayer el "abandono" al que están sometidos por parte de la dirección de la fábrica, que lleva ya casi tres años prácticamente parada y cuya deuda asciende a 10 millones de euros. En el transcurso de una protesta en pleno centro de Mieres, la plantilla exigió a los dueños de la antigua Perfrisa que aclaren "hasta qué punto están avanzadas las negociaciones para la venta de la planta" al grupo granadino IPL. La plantilla protagonizó una concentración frente a las oficinas de la Unidad de Mediación, Arbitraje y Conciliación (UMAC). Además de exigir un plan de futuro, reclamaron a los actuales gestores el abono de dos pagas extraordinarias y de las mensualidades de diciembre y enero, nóminas que aún no han percibido.

El comité de empresa indicó que la actual situación de incertidumbre ya se prolonga desde hace casi tres años. Actualmente, la planta no tiene producción y los trabajadores se limitan a realizar labores de vigilancia y de mantenimiento, según explicaron ayer. "La plantilla está actuando con una tremenda responsabilidad pese a los continuos incumplimientos de los empresarios, si es que se pueden llamar así", subrayó el secretario de Política Industrial de CC OO, Manuel Pérez Uría.

Las últimas noticias sobre la posible venta de la factoría se remontan a finales del año pasado. El grupo granadino IPL, que ha hecho una oferta para hacerse con la empresa (propiedad de la familia Urribarren), propuso un ajuste salarial para la plantilla entre las condiciones para cerrar la operación, medida que los sindicatos han rechazaron inicialmente, ya que en su momento la plantilla asumió un plan de ajuste con importantes recortes salariales y sociales. "Exigimos a la empresa que se ponga en contacto con los representantes de los trabajadores para explicar la situación real", señalaron los portavoces sindicales. "Queremos saber si hay algo serio y que se aclare de una vez el futuro de la fábrica", apuntaron los afectados.

Y es que los 70 trabajadores que permanecen en la empresa ya han visto en varias ocasiones truncadas sus expectativas. Así, la difícil situación en que se encuentra Mieres Tubos sufrió el pasado mes de octubre un empeoramiento tras truncarse una operación en la que se había estado trabajando muchos meses. La auditoría encargada por el inversor que por entonces estaba interesado en la compra sacó a la luz una deuda "oculta" de dos millones de euros, que se sumarían a los ocho millones necesarios para poner en marcha de nuevo la factoría mierense a pleno rendimiento.

Los trabajadores temen que la situación se vuelva a repetir. "La dirección hace tiempo que ha perdido todo su crédito", sostienen. Pese a la difícil situación de la planta, Mieres Tubos ha encontrado un posible comprador. Pero la negociación no avanza.