La cooperativa El Maeral iniciaba oficialmente su actividad propiamente dicha hace poco más de un año. En las inmediaciones de la localidad mierense de Ablaña tenía lugar la primera de las talas de árboles, que han continuado durante los últimos doce meses. En total fueron unas 200 toneladas de castaño las que se sacaron de la primera de las fincas explotadas, ubicada entre los pozos de Mina Llamas -que lleva años cerrado- y San Nicolás (Nicolasa) -del que todavía se sigue sacando carbón".

Cuando la cooperativa de maderistas arrancaba las motosierras, ya tenían claro a donde se iba a destinar el grueso de la producción de esa primera tala. El Maeral había cerrado acuerdos con algunos ayuntamientos de la comarca del Caudal, que se habían mostrado muy interesados en la madera, y también con algunas empresas privadas. De aquellas producción, parte de la misma fue adquirida por el Ayuntamiento de Riosa, que los destinó para sustituir postes de luz dañados, sobre todo en la zona rural del concejo. Además, una empresa de carpintería local también hizo un pedido para fabricar premarcos de puertas.

La asociación mierense también tenía entonces la necesidad de tratar las en torno a 200 toneladas de madera que habían salido de la primera tala. Finalmente, fueron trasladadas a una aserradero de la localidad mierense de Cenera, donde fueron preparadas. Los responsables del colectivo explicaban que el castaño que se obtuvo iba a ir destinado a todo tipo de carpintería, aunque especialmente para la elaboración de cierres rústicos ornamentales, que son muy utilizados en sendas peatonales y áreas recreativas.

El crecimiento de El Maeral ha sido constante desde entonces, y sus planes de expansión hacen necesaria una mayor infraestructura para almacenar y tratar la madera. Y es que el producto no solo está orientado a la carpintería, sino que también se comercializará para como combustible para las calderas de biomasa.