El Día Internacional de la Mujer tuvo lugar en la librería mierense "La Llocura", la charla titulada "Soy mujer, soy inmigrante", organizada por la ONG Médicos del Mundo, con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas. El acto, protagonizado por cinco mujeres inmigrantes, fue moderado por la periodista Silvia López y tuvo como objetivo dar a conocer la difícil realidad del inmigrante en España, a la que se suma el agravante de ser mujer. Así, la marroquí Loubna Alem, licenciada en Literatura Árabe, que al separarse de su marido quedaba condenada a vivir en la casa de sus padres, huyó a España con sus hijos. "Al principio, sin papeles, tenía miedo de todo. Hasta confundía los taxis con coches de policía" y recordó vivamente el desprecio y maltrato sufrido cada vez que fue detenida por no tener legalizada su situación. "A menudo veo que en España se trata mejor a los perros que a los inmigrantes", manifestó Alem. "Para conocer tus derechos necesitas entender el idioma. Si no, te explotan" dijo. La guineana Martina Andeme, rememoró las humillaciones sufridas a su llegada: "Buscaba mejorar mi vida y no recibí más que pisotones. Porque, además de mujer e inmigrante, soy negra y eso lo complica todo aún más". Andeme lamentó "que haya tantos niños españoles sin respeto, que lo tienen todo pero son muy desagradecidos. Debemos apoyarnos entre nosotras y transmitir nuestra experiencia a las que llegan". La brasileña Valeria Viana lleva 15 años en España. "Mi tierra no me dio oportunidades, por eso vine. Al principio lo pasé mal, pero aquí estoy y seguiré luchando por salir adelante con mis hijos". Viana, que critica que en la oficinas de extranjería el inmigrante sea considerado "lo peor del mundo", enfatizó que "los niños repiten lo que ven en sus casas. Y si lo que ven es racismo y xenofobia, ellos harán lo mismo". La colombiana Flor Pineda reconoció que "las cosas están muy duras. La situación económica nos hace mucho daño, tenemos menos ingresos. A mi edad, necesitaría algo de estabilidad, pero no es posible". Por su parte, la boliviana Snider Parada expuso que "llegué a España con grandes expectativas pero fui maltratada desde el primer día. Pero como fui educada al modo tradicional, callé y aguanté durante muchos años" y se preguntó "si yo, hablando el idioma, desconocía mis derechos y fui despreciada, qué pasará con los que no lo hablan". Parada relató duros episodios de acoso y vejaciones padecidos por su hija por el mero hecho de ser inmigrante, llamó a "educar en valores, con amor y respeto".