La plantilla de la factoría que Thyssenkrupp Airport Systems tiene en el polígono industrial de Baiña (Mieres), dedicada a las pasarelas de aeropuerto o fingers, secundó esta mañana el primero de los paros parciales convocados por el comité de empresa tras la ruptura de las negociaciones para la firma del convenio colectivo. Un paro que en absoluto fue silencioso, sino que estuvo ambientado por el ruido de los petardos y bocinas, mientras los trabajadores defendían un acuerdo "para no perder poder adquisitivo". Y es que la negociación se truncó en dos aspectos que la plantilla considera fundamentales como son la subida salarial y la participación en los beneficios de la empresa.

El presidente del comité de empresa, José Manuel Cimas (CC OO), destacó que "las negociaciones están rotas, de nada sirvió la reunión que mantuvimos el lunes en el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos (SASEC) porque la postura de la empresa es la misma, no quieren ceder". Una sensación que también transmitió José Ignacio Santa Eugenia, representante de MCA-UGT dentro del comité de empresa: "Llevamos más de un año negociando y es lamentable que su propuesta esté por debajo del IPC, lo que no queremos es perder poder adquisitivo".

El calendario de paros establecido por el comité de empresa continuará en la jornada de mañana y seguirá los días 28 y 30 de este mes. Lo siguiente sería un paro de 24 horas que se materializaría el 5 de abril. Este programa podría cambiar en cualquier momento en función de la postura que tome la empresa. "Ahora es el turno de la empresa, estamos esperando que nos llamen porque nosotros estamos dispuestos a sentarnos en cualquier momento".

No es la primera vez que los trabajadores de Thyssenkrupp Airport Systems, con una plantilla de alrededor de 300 trabajadores, se movilizan, aunque por causas distintas. Hace dos años, la multinacional valoró la venta de esta factoría con la intención de abandonar el negocio de las pasarelas de aeropuerto, lo que motivó el temor de los empleados a perder su puesto de trabajo o ver modificadas sus condiciones laborales bajo una nueva dirección. Finalmente, Thyssen renunció a este asunto y mantuvo la factoría. Así lo remarcó Cimas, quien aseguró que "hay una apuesta clara de futuro por el negocio de pasarelas dentro de Thyssen".