El sonido que hacen al chocar los bolillos fue ayer la banda sonora que se pudo escuchar durante toda la jornada en el recinto ferial de Mieres, donde más de 650 encajeras -y algún encajero-, participaron en la decimotercera edición del encuentro, organizado por la asociación "El buemporqué". Un evento levantó también mucha curiosidad con decenas de personas que pese a no tener relación con esta disciplina, se acercaron para curiosear. Las participantes, llegadas desde toda la zona norte del país, se mostraron encantadas, y coincidieron en señalar que los bolillos los puede aprender cualquier persona. Son para todos los públicos.

Una de las veteranas del certamen es Purificación Arenal, que vino con su cuadrilla desde la localidad cántabra de Astillero. "Ya he estado aquí muchas veces y nos gusta mucho el encuentro", relataba esta encajera, que asegura que tejer "es entretenido y viene muy bien para despejar la cabeza". Además, a su juicio, la dificultad no es alta: "Lo puede hacer cualquiera que tenga interés y se esfuerce", afirmaba.

Unas mesas más atrás estaba Rosa María Casado, que por segunda vez participaba en el encuentro de Mieres. "Hay mucha gente y aunque está muy frío en el recinto, estamos muy contentas", indicaba esta langreana, que vino junto con otras alumnas de encaje de bolillos de Turón, Oviedo y Gijón. "El encaje no es muy complicado, en cuanto coges los puntos básicos es sencillo, puede hacerlo cualquiera", aseguraba Casado, que estaba tejiendo con la técnica del "torchón".

Desde la localidad leonesa de Páramo del Sil llegaba por primera vez al evento Carmen Rodríguez, una encajera que lleva toda su vida con los bolillos. "Aprendí de niña y es fácil, a mí me lo parece, aunque al que empiece le costará más", asegura mientras no deja de tener y hacer sonar los bolillos.

La presidenta de "El buemporqué", Maximina Fernández, se mostró muy satisfecha con la afluencia de participantes y público que dio ambiente a la cita de Mieres. "Estamos contentas de como ha salido todo", señalaba mientras atendía la tómbola con la que costearán parte de los gastos del evento.