"Las emociones que nos hacen sentir mal no son malas, porque cada una de ellas cumple su función", manifestó la psicóloga Lourdes Garrido, en el acto de presentación de su último libro, "El puzle interior", que tuvo lugar en la Casa de la Cultura de Mieres, y que contó con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

Lourdes Garrido, cacereña de nacimiento, licenciada por la Universidad de Salamanca y radicada y ejerciente en Asturias desde hace siete años, reconoció que "mi vocación es aprender cómo funciona la mente. Me interesó la técnica conocida como "juego de voces", creada por dos psicólogos norteamericanos en los años 70, la aprendí, experimenté, y comencé a aplicarla y compartirla". "Consiste en interpretar nuestro interior como si fuera una empresa, con sus diversos trabajadores, las emociones, que cumplen funciones distintas.

Así, el libro se divide en relatos cortos que definen a cada uno de esos trabajadores de nuestra empresa interior", explicó Garrido, para la que el objetivo final es la gestión de las emociones. "Las hay tenidas como negativas, como el enfado y el miedo, que tendemos a ocultarlas y reprimirlas, lo que lleva a su acumulación en el interior, con el riesgo de que un día exploten de un modo irracional. Hemos de aprender a canalizarlas y liberarlas de un modo controlado. Porque, por ejemplo, la acumulación de miedo puede desembocar en ataques de pánico. Pero el miedo no es malo, nos ayuda a sobrevivir, a mantenernos alerta, pero cuando no se gestiona debidamente, acaba limitando al individuo", dijo la psicóloga para quien "cada emoción tiene funciones adaptativas y al reprimirlas buscan diversas vías de salida y es lo que nos lleva a enfermar, a las crisis graves, a las obsesiones, la ansiedad o las fobias".

Lourdes Garrido entiende que no es posible gestionar las emociones sólo a través del pensamiento, por lo que se ha de recurrir a la inteligencia emocional, "porque hay que sentir las emociones para poder entenderlas e interpretarlas. De no hacerlo así, acabamos construyendo nuestra propia cárcel interior". La autora explicó que "está científicamente demostrado que los circuitos cerebrales que influyen en la atención y la concentración intervienen también en las emociones. Por ello, al gestionar éstas, mejoran las demás funciones mentales. De hecho, actualmente se entiende que es la inteligencia emocional la que indica el éxito en la vida y no el cociente intelectual, como se creía en el pasado".

Así, el individuo debe escuchar su interior para hallar la explicación a esa emoción que le afecta para, entonces, gestionarla. "Hay emociones que tienen mala prensa, motivo por el cual las rechazamos en vez de aceptarlas e integrarlas. En consecuencia, caemos en estados de bloqueo mental, ansiedad, ira, depresión o procesos autodestructivos cuando nos podrían haber servido para estimular la atención y aumentar nuestra energía, determinación y creatividad. Por ejemplo, la envidia, tan mal vista, al ser gestionada descubre los deseos personales, que no tienen nada de malo". Lourdes Garrido, para la que la labor de los psicólogos es ayudar a los pacientes a entenderse a sí mismos, finalizó advirtiendo que, por el modo de abordar nuestras emociones "podemos ser nuestro peor enemigo".