No es una pataleta de los vecinos, el pueblo de Boo está en grave peligro. El Colegio de Geólogos de Asturias alerta de que el riesgo de desprendimiento de una gran roca sobre la localidad es "un problema de seguridad pública". Los últimos informes, encargados por el Ayuntamiento de Aller a una empresa de ingeniería, reflejan que la peña está "muy fragmentada" y sus movimientos son impredecibles: "Podría no pasar nada en treinta años o derrumbarse mañana mismo", alertaron los expertos. Desde el Colegio de Geólogos reclaman "una actuación urgente" para descomponer la roca. Recomiendan vigilar de cerca la estabilidad de la ladera, para desalojar una parte del pueblo si se registran movimientos "preocupantes".

El presidente del Colegio de Geólogos de Asturias, José Antonio Sáenz de Santamaría, conoce bien esa peña que amenaza con caer sobre la localidad. "En los años ochenta, Hunosa ya la vigilaba", señaló. Entonces había labores mineras en el subsuelo, y la empresa pública velaba por que la actividad no afectara a la roca de El Picu. La actividad cesó ya en los noventa y, desde entonces, no es competencia de Hunosa vigilar esta roca.

Los vecinos siguieron alerta. Percibieron las primeras señales de peligro en 2012. La parcela de la que sobresale la roca se llenó de grietas. Algunas alcanzan ya los ochenta centímetros de grosor y tienen una profundidad de varios metros. "Es una piedra muy grande, muy fragmentada", afirma Sáenz de Santamaría. Tan grande y tan fragmentada que, añade a renglón seguido, "si cae puede desprender parte de la ladera". Y esa ladera es sobre la que se asientan los principales barrios de la localidad.

La población

En el pueblo de Boo, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), viven actualmente 433 personas. Cerca de 200 están en los barrios más "expuestos", los que están asentados sobre la ladera. En el alto está El Picu, la zona en la que está la roca. Inmediatamente debajo se encuentra el núcleo de La Fontica, con varias casas habitadas. En la parte media está Villa Hermosa y los barrios de La Vega y Nuevo Puenxo. En la base de la ladera, la Plaza. Este último, junto a La Vega, son los barrios de mayor concentración de viviendas en el pueblo de Boo. En la parte opuesta a la ladera están El Campo de la Iglesia y Bustillé.

Los expertos consideran que todas las casas de la ladera, especialmente las de la zona alta, tendrán que ser desalojadas si se registran movimientos en la roca. "Hay que vigilarlo de cerca, porque puede venirse abajo en cualquier momento", afirma Sáenz de Santamaría. Hasta ahora, la única vigilancia en la localidad son unos sismógrafos colocados por la Universidad de Oviedo en distintas partes del pueblo. Los vecinos, por el momento, no han recibido ninguna información sobre los resultados.

Los técnicos de la Universidad acudieron al pueblo por mediación del Ayuntamiento. Ocurrió hace cuatro años, cuando los operarios municipales colocaron unas guías en la roca para comprobar si las grietas estaban aumentando de tamaño. Los adhesivos se rompieron en menos de un mes.