Más de cinco siglos tiene la tradición de la Virgen de La Flor en Lena, una fiesta que ayer vivió su punto más álgido con la tradicional romería junto a la ermita. Miles de personas, en su mayoría lenenses, pero también llegados de otras partes de la región, acudieron al prao para disfrutar de una jornada festiva donde lució el sol durante gran parte del día. Con esta celebración se pone fin a una de las primeras fiestas del año en Asturias, a la espera de muchas otras que llegarán en los próximos meses.

Miguel Ángel Fernández es presidente de la cofradía de La Flor, encargada de la organización de estas fiestas en colaboración con el Ayuntamiento de Lena. Ayer estaba pletórico. "Hemos tenido muy buen tiempo durante todos los días y hoy será una jornada espectacular", destacó. Fernández explicó que las fiestas de La Flor, a diferencia de otras festividades, no tiene fecha fija, sino que se mueve con la Semana Santa. "La romería es siempre el segundo lunes de Pascua y cuenta con tanto arraigo que los que trabajan fuera del concejo siempre se piden este día para venir a la fiesta", señala.

El prau de La Flor se ubica a varios kilómetros de La Pola, donde se encuentra la ermita. Su ubicación, según cuenta la tradición, no fue casual. "Querían hacerla un poco más abajo y en ese lugar apilaban la madera y la piedra para su construcción, pero al día siguiente el material aparecía en este prao; pusieron vigilantes, pero ellos también despertaron en esta zona, así que al final se construyó aquí", apunta el presidente de la cofradía. No es la única leyenda, por allí también discurría el camino real "y se cuenta que había un ermitaño que tocaba una campana para que los caminantes no se perdieran, ya que había mucha niebla". Estas historias han pasado de padres a hijos y son conocidas por muchos de los que ayer se acercaron hasta la romería lenense.

Una vez en el prao, es difícil encontrar a alguien que lo visite por primera vez. "Llevo viniendo desde que nací y ya tengo 41 años", aseguró Juan González. Natural de La Pola, actualmente reside con su familia en Oviedo, "pero nunca faltamos a La Flor, pido el día de vacaciones en el trabajo para poder venir". Lo mismo le ocurre a María Jesús Martínez, quien afirmó que lleva subiendo al prao desde hace unos treinta años. "Venimos siempre los amigos y montamos las mesas con la comida y la sidra, que nunca debe faltar en esta fiesta", destacó esta lenense.

Muchos vecinos suben hasta el prao andando desde La Pola, algunos dejan el coche a un lado de la carretera y. otros, como Tino López, acceden hasta el recinto a caballo. "Me gusta mucho montar a caballo y siempre nos juntamos unos cuantos aficionados en esta fiesta", señaló. La cita de La Flor, según López, "es ineludible, llueva o no, porque además siempre se juntan vecinos no sólo de Lena, sino de otras partes de la región".

La romería incluyó como siempre los actos religiosos, con la misa y la procesión de la Virgen alrededor de la ermita. También la puya'l ramu. A todo esto se sumó el tradicional concurso de empanadas que organizan las amas de casa de Lena. En esta ocasión sumaron cincuenta y cinco empanadas. La música, como ha pasado en los últimos días, puso el broche a la jornada.