Cuando el perrito "Black" llegó al veterinario, estaba muy enfermo. Sangraba profusamente por la boca y presentaba síntomas de una hemorragia interna.

-¿Por dónde pasea? -preguntaron en la clínica veterinaria El Caudal.

Liliana Castro, la dueña de "Black", confirmó lo que el veterinario ya intuía: "Por Santa Marina". Los responsables de la clínica han atendido, en los últimos meses, seis casos de envenenamiento de mascotas. Todas habían estado en el barrio. Castro sorprendió, unas semanas después de su paso por la clínica, a un matrimonio vertiendo raticida en la zona. Ahora ha emprendido una campaña para erradicar esta práctica en el concejo y cuenta ya con más de 4.000 apoyos. Los veterinarios se suman a la petición y dicen que el peligro es grande: la forma y los colores de los tóxicos son similares a los de las golosinas. "Los niños pequeños también pueden sentirse atraídos por ellos y comerlos, como ya ha ocurrido con varias mascotas", afirmó ayer Patricia González, de la citada clínica.

El veneno que estaban vertiendo en Santa Marina, según Liliana Castro, era "igual que una chuche". Tenía el mismo aspecto que una gominola de ladrillo roja: "Además estaban cortadas en cuadrados, por lo que se podrían confundir muy fácilmente", afirmó la mierense. Añaden desde la clínica veterinaria que "los colores llamativos y las formas los hacen muy palatables, muy sabrosos a la vista".

Son fáciles de encontrar en tiendas de piensos y herramientas agrícolas. También en algunas droguerías de cualquier localidad. Hay varias marcas, todas de colores llamativos: unas pastillas verdes, el veneno rojo hallado en Santa Marina y otras rosas y amarillas, muy parecidas a las populares "nubes" que venden en los quioscos. En cuanto a la composición, hay raticidas de dos tipos: con brometalina y anticoagulantes. El primero es un veneno muy fuerte y altamente letal que actúa sobre el sistema nervioso central. El segundo, el más común y el que ha afectado a "Black" y a otros cinco perros de Mieres, causa fuertes hemorragias internas. Puede actuar muy lentamente o ser mortal en el momento, depende de la cantidad ingerida.La recuperación

El perrito "Black" sobrevivió, ahora mueve el rabo contento cuando va de paseo con Liliana Castro. Como si no recordara sus cuatro semanas entre la vida y la muerte. "Los animales sufren mucho con los envenenamientos. Hemos atendido ya a seis desde finales del año pasado, esperamos no seguir con esta racha", afirmaron en la clínica El Caudal. Y son sus números, sin tener en cuenta "los animales que hayan acudido a otro veterinario o los que no lo hayan superado".

La muerte por envenenamiento, apuntaron, es "muy dolorosa". Consideran "inhumano" que alguien deje el veneno para las ratas en la calle "sin tener en cuenta que puede ser ingerido por mascotas o niños". Aunque el Ayuntamiento ha anunciado que incrementará la vigilancia, la mejor arma es la concienciación. Es por eso que impulsan una campaña en redes sociales en la que animan a subir fotos de mascotas con un mensaje: "No me abandones. No me maltrates. No me envenenes. #Soyvida"