Los trabajadores de Mieres Tubos siguen preocupados por el futuro de una planta que lleva casi tres años parada. Pese a que la pasada semana la plantilla llegó a un acuerdo con la empresa sobre el pago de las nóminas que les debían justo antes de celebrarse la vista en el juzgado de Mieres, lo cierto es que la reactivación de la fábrica sigue congelada.

La factoría, ubicada en el núcleo mierense de Sueros, lleva más de dos años parada y sus trabajadores han terminado, en muchos casos, las prestaciones por desempleo después de sucesivos expedientes de regulación. La situación es, cuanto menos, grave. El pago de las nóminas pendientes en dos plazos pactadas con la empresa permitirá aliviar la situación de algunos de los empleados, con los que la empresa llegaba a tener hasta 6.000 euros de deuda correspondiente a las nóminas de diciembre, Navidad, enero y febrero.

El día en que se cerró ese acuerdo, los trabajadores aprovecharon su presencia en el juzgado para exigir un futuro para la planta. Después de dos años sin actividad, y llevando incluso sus protestas hasta Vitoria, a la casa del propietario, Luis Uribarren, la situación tomó visos de solucionarse el verano pasado, cuando el empresario moscón Juan Antonio Fernández Coalla estuvo a punto de hacerse con la mayoría accionarial. Sin embargo, una auditoría reveló una deuda que Coalla no esperaba y desistió de la compra de Mieres Tubos. Posteriormente, también se interesó por la planta un grupo granadino, IPL, que tampoco llegó a concretar nada. De momento, compás de espera. La plantilla sigue esperando a ver la luz al final del conflicto.