Celestino Martínez Gutiérrez, al que todos en la mina llamaban "Matrícula", como a su padre, fue un "minero excepcional". Como persona y "como profesional". Así se lo ha reconocido un grupo de vecinos de Langreo, que han impulsado un homenaje a este trabajador, un acto que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento, que le colocará una placa en el parque de Ciaño. La distinción se aprobó ayer en el Pleno de Langreo.

Ángel Luis Torre es uno de los organizadores del acto. "Matrícula es una persona excepcional, y como trabajador, algo fuera de lo normal. Un profesional excelente". Uno de los objetivos del colectivo que impulsó el homenaje es "reconocer, a través de un minero excepcional, a todos los trabajadores de la minería". Hace más de un año, en la comida que celebran por Santa Bárbara, iniciaron el proceso que ha acabado desembocando en el homenaje que se celebra el domingo en Ciaño, a la una de la tarde.

Celestino Martínez, el homenajeado, se muestra modesto siempre que habla del reconocimiento que van a darle. "Me siento bien, es un honor que hagan algo así por mí", afirma. Explica que "me lo dijeron ya cuando lo tenían todo organizado. Estaba todo en marcha y me comentaron si aceptaría un reconocimiento así, y dije que sí, lo hice de buen grado". "Matrícula" empezó a trabajar siendo muy joven, con apenas doce años, con las caballerías. Cuando cumplió los 16 entró en la mina, en Carbones Asturianos, que luego se integraría en Hunosa como pozo Samuño (Langreo). Con tan sólo 18 años alcanzó la categoría de picador, un puesto en el que permanecería durante 22 años. Fue un trabajo en el que destacó. "Se me dio bien, subía chimeneas", apunta, modesto. Fueron más de 156, según apuntan los organizadores, "labores todas ellas que le hicieron valedor del respeto y la admiración de todos sus compañeros. Le veían como un ejemplo a seguir". La fama de "Matrícula" como picador llegó al extremo de ser citado por el profesor e ingeniero José Manuel Felgueroso en la Escuela de Minas, donde dijo que "si en cada pozo de Hunosa hubiera diez picadores como Matrícula, no hubiera sido necesario mecanizar los talleres con rozadoras". En 1989, ya como vigilante, se jubiló en el pozo Samuño, la explotación en la que "trabajé toda mi vida".

De Celestino Martínez, además de su trayectoria profesional, también llama la atención su mote. "Heredado de mi padre", explica. "Fui el primero de los hermanos en ir a la mina, y acabaron llamándome como a él, Matrícula". Pero, ¿de dónde salió el mote?

-Pues al parecer mi padre, que era trenero en la mina, estaba fuera esperando y pasó un automóvil. Le dijo a un compañero que el coche, se veían pocos, tenía la matrícula tal. Y bromeando, le quedó lo de Matrícula.