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El albergue de Mieres ya tiene alma

La asociación Alma Animal gestiona temporalmente la perrera municipal con el objetivo de lograr casas de acogida y adopciones

Rosa María Cortina administra medicación a uno de los animales del albergue. FERNANDO GEIJO

"Tierra", "Pistacho", "Agua"... Son solo tres de los casi cien perros que se habitan en las jaulas del depósito municipal de animales de Mieres. Tras una ardua polémica generada para encontrar un gestor temporal para el albergue mientras se resuelve el concurso público, la perrera de Mieres ya ha encontrado su alma. Y es que la asociación Alma Animal Asturias ha sido finalmente la que ha llegado a un acuerdo temporal con el Ayuntamiento. Llevan algo más de una semana trabajando oficialmente en el albergue, y su objetivo pasa por fomentar las adopciones y lograr más casas de acogida para desmasificar las instalaciones.

Marta García es una de las fundadoras de Alma Animal, y también trabaja como voluntaria en el centro mierense, para el que el colectivo ha tenido que contratar a dos trabajadoras con el dinero, escaso, que les aporta el Ayuntamiento. Lo que se encontraron al llegar al albergue fue un panorama, cuanto menos, difícil. "Había casi 100 perros, y en su mayoría de gran tamaño: mastines, apastorados...". Aunque ahora hay un brote de tos perruna o tos de las perreras, el estado general de salud de los animales era bueno. Eso sí: "las instalaciones están viejas y necesitan bastantes arreglos, aunque ahora mismo es lo que hay y nos tenemos que apañar".

La responsable de Alma Animal señala que antes de proceder con las campañas de acogida y adopción, la primera tarea es "conocer en profundidad a los perros, porque defender a un animal sin conocerlo es muy difícil". "No sabes que contar de él, como se va a comportar... Así que según los vamos conociendo los vamos sacando en redes sociales para lograr acogidas y adopciones", indica Marta García .

Precisamente sobre las acogidas es uno de los puntos en los que la voluntaria hace mayor hincapié: "Es muy importante porque el albergue está muy masificado. Un perro en una jaula malvive, porque debería estar en un hogar, pero seis perros ya ni te cuento. Pero ahora, con las instalaciones que hay, es lo que tenemos".

Por eso su gran objetivo pasa por "lograr muchas acogidas". Este hecho, a demás, es muy positivo a largo plazo: "en una casa de acogida los animales aprenden a pasear, a vivir en familia o a relacionarse, cosas que en un albergue son imposibles porque por mucho que los saques, van a estar encerrados veinte horas al día".

Marta García también ve muy importante la labor de los voluntarios y de las donaciones que reciben. "Ahora que hubo polémica y que la gente se interesa por la perrera tenemos que aprovechar el tirón", indicó. "Esperamos que la gente nos ayude mucho, porque hay muchas cosas que nos pueden aportar, además del pienso, la lejía, los medicamentos o venir a pasear y a cepillar a los animales, cosas que siempre nos hacen falta", asegura Marta García. Ese trabajo de los voluntarios es fundamental. "El otro día vino un chico a arreglarnos la puerta de una jaula porque no se podía utilizar, y ya contamos con un espacio más para los animales", ejemplificó. "Cualquier mano es bienvenida". Entre las cosas que más necesitan, además de las citadas, hay otras que parecen mucho menos habituales pero que también son fundamentales para el albergue: mantas, comederos, fregonas, incluso collares y correas que no hay para todos los animales.

Alma Animal ya ha establecido un horario para que adoptantes y voluntarios puedan acudir a las instalaciones de El Morgao. En el primer caso, para las personas que quieran llevarse a casa un animal, el horario es de 10 de la mañana a cinco de la tarde todos los días. Los voluntarios pueden acudir a partir de la una, y tendrán que firmar un convenio con la protectora para estar cubiertos por su seguro.

Además de todo esto, Marta García ve fundamental la concienciación de los dueños de animales para que no los abandonen. "Temporada alta de abandonos es todo el año, y apelamos a la responsabilidad de la gente que adopta o compra un animal, no es un juguete", finaliza. Los perros de Mieres tienen su alma.

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