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Los últimos carteros municipales

El Ayuntamiento de Langreo suprime el servicio de notificadores, formado por cuatro trabajadores que echarán en falta la "cercanía con el vecino"

Por la izquierda, Roberto Blanco, Agustín Fernández y Eduardo García, con algunas de las últimas notificaciones que entregarán a los vecinos. FERNANDO RODRÍGUEZ

Langreo se queda sin notificadores municipales. El servicio, que ha perdido la batalla con la tecnología digital, se suprime y los cuatro trabajadores que componen el departamento, reasignados a otros departamentos, se despiden con tristeza de una labor que lleva consigo la "cercanía con el vecino". "Para nosotros es el mejor puesto de trabajo del Ayuntamiento y puedes hacerlo en coche, en bici, a pie...", aseguró Eduardo García García que junto con Roberto Blanco Gutiérrez, Agustín Fernández Rodríguez y Lisardo Fernández García son los cuatro últimos notificadores del Consistorio langreano.

Son los carteros municipales, portadores de buenas y malas noticias, que en unos días abandonan ese trabajo que les ha permitido conocer "cada portal de cada calle" de la zona asignada a cada uno, comentó Roberto Blanco, que se jubila dentro de dos meses tras 50 años de trabajo en el Consistorio en varios puestos. Es el único que no tendrá que ser desempeñar otra tarea municipal. Eduardo García será trasladado al Servicio de Información y Atención al Ciudadano, que se creará en breve; Lisardo Fernández ya ha sido destinado a Servicios Operativos mientras que Agustín Fernández ejercerá como notificador interno. Correos cogerá el testigo una vez desaparezca este puesto de trabajo en el Ayuntamiento de Langreo debido a la Ley del Procedimiento Administrativo Común, que recoge que las notificaciones se practicarán, con carácter preferente, mediante la vía electrónica.

El departamento no ha sido suprimido aún y ya lo añoran, afirman en la que ha sido su oficina estos últimos años, ubicada en la primera planta de la plaza de abastos de Sama. En ella se pueden observar las huellas que dejan los primeros trabajos incluidos en la reorganización de los servicios municipales que se está acometiendo.

Los notificadores municipales eran los encargados de llevar a los ciudadanos desde la respuesta a un recurso presentado ante el Ayuntamiento hasta comunicaciones de Servicios Sociales. Pero también informaban y han sido "los receptores del malestar de los vecinos" en casos en los que la comunicación que llevaban no era del agrado del destinatario. En esos casos había que tener mano izquierda y recurrir a la experiencia atesorada en el puesto, señalaron los últimos notificadores del Consistorio langreano.

Entre las anécdotas de estos años desempeñando esta labor, Blanco recuerda que en una ocasión "un operario de la empresa del agua no podía entrar a mirar un contador en una finca porque había dos perros. Dijo que no entraba y mandaron al notificador", que se hizo con un aparato que, según le aseguraron, lograba que los perros no se acercaran. "Pero no funcionó" aunque los canes no le hicieron nada, indicó. Otro de los vecinos le recibía con la pregunta "¿Qué traes?". "Si era una notificación negativa decía que no estaba", señaló. Antes realizaban los informes de convivencia, alguno de los cuáles les hizo tener que acudir a juicio.

"Cada uno conoce muy bien su zona", dijo Fernández, que lleva 25 años en el puesto. Pueden llegar, dijo Blanco, "a trescientos que se tienen que repartir en 15 días". El gobierno local, "y en especial el Alcalde" fue sensible en el proceso para acceder a los nuevos destinos de la forma menos traumática, subrayó García, que añadió que "ningún otro grupo político nos vino a preguntar por nuestra opinión".

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