Mieres ha perdido en los últimos 30 años casi 20.000 vecinos. El dato es preocupante, pero aún lo es más si se tiene en cuenta que el ritmo de despoblación no remite. Y es que el municipio está perdiendo habitantes a un ritmo superior al que marcó al principio de la década de los noventa, cuando el cierre de los pozos y las prejubilaciones abrieron una vía de agua en el padrón que recordó, aunque sin llegar a los mismos niveles, a lo que supuso el derrumbe de Fábrica de Mieres a finales de los setenta.
Durante la última década, desde 2007, Mieres ha perdido 5.487 vecinos. Ha pasado de 44.992 a 39.505, siempre según el último recuento oficial fechado el pasado 1 de enero. Es decir, el descenso demográfico alcanzó el 12,2 por ciento. La década anterior, entre 1997 y 2007, el concejo había perdido 6.431 habitantes. Dicho de otra manera, pasó en ese tiempo de 51.423 a los ya citados 44.992 vecinos que había en 2007. Porcentualmente el ritmo de pérdida de población se mantuvo casi idéntico al actual, con un desplome del 12,5 por ciento. Pero es que entre 1987 y 1997, los años en que se plasmó el gran ajuste minero, la estadística negativa se queda en el 10,6 por ciento, con 6.109 vecinos menos en esa década.
Mieres está perdiendo población en estos momentos de manera más acusada que en los noventa y al mismo ritmo que lo hacía durante la primera década del siglo. No hay síntomas de recuperación ni de estabilización. La tendencia no da síntomas de cambio. Con la sostenida dinámica actual el concejo perderá en la próxima década otros 4.740 vecinos, una proyección que dejará el censo con 34.700 habitantes, un recuento que supondría una involución de un siglo, ya que habría que remontarse hasta antes de 1920 para encontrar el padrón tras escuálido.
La comparación con el conjunto de la región enmarca el calado del descalabro poblacional sufrido por las Cuencas. Desde 1997, Asturias también ha perdido habitantes, pero apenas un 3 por ciento. En el mismo período Mieres se ha desplomado un 12 por ciento.
Mieres perdió a finales de 1999 la consideración de Ayuntamiento de primera categoría. Estrenó el siglo cayendo por debajo de los 50.000 habitantes. Fue el resultado de una década marcada por un intenso ajuste minero, con cierre de pozos y miles de prejubilaciones que intensificaron el éxodo que empezó a dejarse sentir con fuerza ya en los setenta. Tras más de medio siglo de retroceso, la imparable tendencia a la baja se mantiene sin que se atisbe un cambio.
