"Tengo que cumplir la ley. No hay más opciones. Intentamos hasta el último momento buscar una solución, pero el propietario no tomó las medidas pertinentes", aseguró el alcalde de Langreo, Jesús Sánchez, sobre la clausura del obrador de Panadería Juaky por incumplir la normativa de ruidos. El Ayuntamiento ha comunicado al dueño de la empresa que el local tiene que estar cerrado el próximo lunes.

Lo hace a la vista de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias que rechazó suspender la orden municipal de cierre como pedía Panadería Juaky, y el resultado de las últimas mediciones, que sobrepasan el nivel permitido de ruido. El Consistorio dictó la resolución de clausura del obrador a finales del pasado año, como consecuencia de la denuncia por ruidos presentada por una vecina ante el Ayuntamiento el 15 de enero de 2016. Se inició entonces un proceso que, tras dos mediciones que arrojaron un índice de 31 decibelios (el límite está en 25 más un margen de error de 5), derivó en la orden de clausura del obrador ubicado en La Felguera, el 19 de diciembre. La resolución fue recurrida en los tribunales.

El regidor indicó que la empresa tenía dos opciones, aplicar medidas correctoras para cumplir con la normativa o el traslado del obrador. Respecto a éste último, dijo Sánchez, "no tenemos ninguna noticia". El Ayuntamiento ya había fijado una fecha anterior, el 19 de abril, para la clausura y Panadería Juaky había pedido tiempo, hasta el 21 de mayo, para concretar el traslado a Llanera ya que en caso contrario tendría que despedir a los 17 empleados. Entonces aún no había fallo respecto a la suspensión cautelar.

Las mediciones municipales fueron realizadas el 3 de mayo a las 23.30 horas. Se comprobó el nivel de inmisión en dos dormitorios de la vivienda superior colindante durante el funcionamiento de las máquinas existentes en el obrador, en el proceso de fabricación de los productos de panadería, y durante los movimientos de los carros de pan que entran y salen del horno así como el cierre del portón.

En uno de los dormitorios se midieron los ruidos que provocan dos amasadoras, la pesadora, la campana extractora y el funcionamiento del sistema de ventilación-extracción, de los carros del pan y del portón. En la otra habitación se comprobaron otros seis niveles. Los técnicos concluyeron que "las medidas correctoras adoptadas por el titular de la actividad no son suficientes para garantizar el cumplimiento de los valores límite establecidos en la normativa de ruidos". El nivel de inmisión en la vivienda superior "no cumple" con los niveles máximos exigidos, reflejan.