Es hijo de un minero fallecido en accidente y ahora trabajador del sector: "Llevo participando en las movilizaciones desde que iba al instituto. Si eres de familia minera tienes algo dentro de ti que te dice que hay que salir a la calle y pelear". "Es la historia que traes contigo, sabes que todo lo que has conseguido fue a base de palos, de luchas en la calle. La nuestra nunca fue una historia fácil, siempre la hubo que luchar", explica.

LA NUEVA ESPAÑA está sobre la mesa. En la portada, una imagen del registro en la casa de José Ángel Fernández Villa. Señala la foto: "Muchos nos sentimos engañados, claro. Cuando la marcha a Madrid yo no entendí por qué llevábamos camisetas distintas (verdes del SOMA-FITAG-UGT y negras de CC OO) si todos somos mineros. Todos luchamos por lo mismo, pero los propios sindicatos te separan de los tuyos", reconoce. Crítico con algunas formas, pero tenaz en el fondo: "Si mañana hay una barricada, allí voy a estar el primero".

Lisardo Suárez, minero ya prejubilado, también es una cara frecuente en las movilizaciones. En la exposición de José Ramón Silveira protagoniza una imagen significativa: detrás de una pancarta, se enfrenta a un responsable del PP de Mieres: "En realidad estábamos hablando, aunque estaba algo alterado", asegura. Fue en 2012, al inicio de las protestas: "Le estaba diciendo que nos estaban ahogando, que eran responsables de lo que pasaba". Llevaba entonces veinte años en el tajo, "había mucha incertidumbre, no veíamos salida".

Fue de los que se calzó las botas para ir a la "Marcha Negra". "¿Sabes que estaba previsto hacer una acampada en Madrid cuando llegáramos? Aquello hubiera sido un germen, había muchos sectores que estaban encendidos entonces", señala. Pero no hubo tal acampada porque, explica literalmente, "José Ángel Fernández Villa dijo que no". "Echando la vista atrás, sabiendo lo que sabemos ahora, parece posible que alguien del Ministerio de Hacienda hiciera una llamada a Villa para recordarle 'el marrón' que tenía allí". "El marrón" son los 1,4 millones de euros que ocultó el líder sindical. Afirma que en las últimas movilizaciones de la minería "se tomaron decisiones erróneas". Como, por ejemplo, "el encierro apresurado de trabajadores, que obligó a una huelga indefinida justo antes del verano".

Fue un verano de cargas policiales, olor a pólvora y rabia en las cuencas mineras. El primer verano que recuerda con nitidez Ariadna Staszek, la más joven de las "Muyeres del Carbón". Cuatro años tenía Staszek cuando Silveira le hizo una foto en el entorno del pozo Santiago (Aller). Sentada, puño en alto y cantando: "Arriba, arriba arriba, arriba todos a luchar". Aún entona la canción, aunque otros detalles no los tiene tan claros. "Ahí estábamos en Moreda, pero no me acuerdo de todos los sitios en los que estuve", reconoce, ladeando la cabeza pensativa. "En muchos más", matizan sus padres, Marisol y Juan Staszek. Están orgullosos de su pequeña, que participó entusiasta en las movilizaciones. Su explicación de ese verano, por simple y sincera, bien resume veinte años de movilizaciones en las Cuencas: "Tenía que protestar para que papá bajara a la mina".