El 11 de febrero de 2004 los entonces ministros asturianos Francisco Álvarez-Cascos y Rodrigo Rato colocaban oficialmente la primera dovela de la variante de Pajares, la gran obra ferroviaria por la que Asturias llevaba décadas esperando. Trece años después el proyecto se encuentra aún en vía muerta, con muchas incógnitas pendientes de ser despejadas, empezando por la fecha de entrada en servicio y su penetración final en la región. Así, el Estado invirtió el año pasado en la alta velocidad en 33,3 millones de los 185,5 previstos. El ancho de vías lleva meses generando un enconado debate. En este escenario, representantes políticos de los partidos con representación en la Junta del Principado debatieron ayer en Mieres la situación actual del proyecto y su futuro.

La asociación cultural Parpayuela reunió a cuatro diputados nacionales: Antonio Trevín (PSOE), José Ramón García Cañal (PP), Segundo González (Podemos) e Isidro Fernández Oblanca (Foro). Y a otros dos autonómicos: Nicanor García (Ciudadanos) y Gaspar Llamazares (IU). El debate dejó claro que la envergadura del proyecto está acorde con el alto grado de disonancia política que genera. Los reproches se sucedieron a alta velocidad.

Tras un inversión superior a los 3.000 millones, Antonio Trevín destacó que estamos ante una obra "poco menor que la ampliación del Canal de Panamá". Remarcó que el proyecto sufre debido a la falta de dinero: "Tras una inversión de 2.600 millones en la etapa de Zapatero ahora no hay inversión y, además, se han cargado la hoja de ruta de manera caprichosa hasta el punto de que la Variante no estará operativa, como muy pronto, hasta 2023".

García Cañal afeó al PSOE que en su momento abordarse los problemas surgidos con las filtraciones de agua con "desgana" y comparó el proyecto con la ejecución del corredor ferroviario que atraviesa los Alpes uniendo Suiza con Italia: "Son obras de la misma magnitud y la suiza se tardó 25 años en construir". El diputado del PP lamentó que en Asturias la "falta de unión" de los partidos políticos esté torpedeando la ejecución de la actuación.

Podemos demandó ayer que la variante de Pajares permita el tránsito de viajeros y mercancías: "De no ser así la inversión nunca se rentabilizará, ya que necesitamos que esta infraestructura sirva para vertebrar la región", señaló Segundo González. Desde su punto de vista es necesario depurar responsabilidades: "La obra ha perforado veinte acuíferos y ha provocado un desastre ambiental y social. Estamos ante una chapuza faraónica y es necesario indemnizar a los vecinos afectados y analizar si aún hay tiempo de exigir responsabilidades penales a los responsables".

IU también abogó por un modelo compatible con el transporte de mercancías: "La huida hacia adelante con la alta velocidad fue un error, ya que no se tuvo en cuenta al resto de la red ferroviaria y las consecuencias las estamos viendo ahora, con el derrumbe, por ejemplo, de las Cercanías", subrayó Gaspar Llamazares, para el que los problemas que afectan a la Variante tiene una origen "político".

Fernández Oblanca defendió por su parte la Alta Velocidad: "Este proyecto nació para llegar a Madrid en dos horas y doce minutos y ese debe ser el objetivo". Nicanor García, finalmente, puso en duda que la variante ferroviaria ofrezca en el futuro "un retorno en beneficios sociales" y remarcó que España necesita en estos momentos "racionalizar" su política de nuevas infraestructuras.