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La guerra de la pelota

Padres de Mieres inician una recogida de firmas para exigir que sus hijos puedan jugar al balón en una plaza de La Villa, en una polémica que tienen también en Moreda y El Entrego

Una terraza en la plaza de la Iglesia de El Entrego, con un cartel de prohibido jugar a la pelota. F. RODRÍGUEZ

Un balón. Dos sudaderas o mochilas como postes. Los mejores eran los capitanes y elegían al equipo. El sorteo era a pares o nones. Y al dueño de la pelota había que tenerlo contento porque si no se acababa el partido. Si usted tiene más de 30 años, seguro que acaba de retrotraer a su infancia o a la de sus amigos. Y seguro que esas pachangas eran en cualquier plaza o parque de su localidad. Ahora, el fútbol en esos enclaves parece levantar polémica. En Mieres, los padres de varios niños acaban de recoger, hasta ahora, más de 300 firmas para que les dejen jugar al balón en la conocida como plaza del Ajedrez, en el barrio de La Villa. En otros puntos de las Cuencas como Sama, El Entrego, o más recientemente Moreda, el balón ha sido objeto de batalla. La polémica entre padres, vecinos y administraciones está servida.

"Esto parece una guerra", afirma Ana Cristina Mortera, la madre de uno de los niños que juega al balón en la plaza del Ajedrez. La mujer relata que "hay dos vecinas que nada más que ven a los críos, que tienen entre 7 y 13 años, llaman a la Policía para que los echen". "Los nenos juegan entre dos casas viejas y abandonadas, y no entendemos qué es lo que pueden molestar unos chavales jugando por la tarde", asegura esta mierense, que además critica la actitud de la Policía Local. "Vienen y se ponen a vigilar a los niños como si fueran terroristas y aunque de momento no ha habido ninguna sanción, sí que los han amenazado", indicó Mortera, que agregó que "nos dijeron que nos iba a multar con 200 euros y solo por jugar al balón".

La indignación de los padres es absoluta y aunque Ana Cristina Mortera fue la que ejerció como portavoz, no está sola, ya que otros padres están participando en una campaña de recogida de apoyos para que se permita a los chavales jugar al balón sin exponerse a sanciones o a las iras de los vecinos. "Llevamos más de 300 firmas y tenemos varias hojas repartidas en varias tiendas y comercios de la zona, ya que lo que no vemos lógico es que la Policía venga hasta tres veces en una tarde como ya ha pasado", atestigua Mortera.

"Lo único que queremos es que dejen que los críos puedan disfrutar de su juventud, porque en el barrio no hay ninguna otra alternativa", asegura. Dice que la_Policía les ha indicado que se vayan a jugar a las pistas de Santa Marina, pero ellos se niegan. "¿Van a ir ellos a cuidar o llevar a los niños?", se pregunta.

La de Mieres no es la única polémica que se ha generado en torno al balón. Recientemente, en San Martín del Rey Aurelio, concretamente en la zona de El Coto, los vecinos también alertaron a la Policía por las "molestias" que les causaban un grupo de chavales jugando a la pelota. Aunque no hubo sanción, también hubo reprimenda. En este caso, el Ayuntamiento asegura que tienen una cancha a escasos metros, que precisamente se construyó para este fin. También la plaza de la Iglesia es foco de polémica, pues unos carteles prohiben jugar al balón.

En Moreda, el pasado febrero, el alcalde de Aller dictó un Bando en el que se prohibía jugar al balón en la plaza de la iglesia. Levantó mucha polémica, pero el gobierno local se justificó en que no eran niños, sino chavales "hechos y derechos". La decisión no tuvo marcha atrás. En Sama, en el entorno de la plaza del Ayuntamiento, también hubo problemas.

El partido está en juego. Y si antes se acababa cuando se enfadaba el dueño del balón, ahora se termina cuando lo prohíbe la autoridad.

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