El Padre Ángel demostró ayer una vez más que está en total comunión con su Mieres natal. El fundador de "Mensajeros de la Paz" asistió a la gala de entrega de los premios "Mierenses en el Mundo" para recibir un reconocimiento por su nuevo proyecto de restaurantes solidarios "Robin Hood", "donde los que tienen recursos pagarán un poco más para que puedan comer dignamente los que menos tienen". El religioso anunció que pretende abrir en Mieres uno de estos establecimientos: "Esa es nuestra intención y ahora esperamos que algún empresario muestre interés y nos ayude". El Padre Ángel también adelantó que aspira a tener presencia en otros ciudades asturianas, como Avilés.

La gala de los "Mierenses en el Mundo" cumplió ayer ampliamente con su cometido. El acto fue muy emotivo. La joven cantante Paula Rojo recogió el galardón principal, mientras que el al famoso cocinero televisivo Julius fue nombrado "Embajador de la Mierensía". Ambos se mostraron agradecidos y emocionados.

Paula Rojo revivió su infancia en el barrio de San Pedro y se acordó de su familia y amigos mierenses: "Nada nos hace más felices que hacer felices a los que queremos", señaló la artista local. Por su parte Julius se mostró casi exultante de satisfacción al estrenar su "cargo" de embajador de la ciudad: "Esta villa me trata con un gran amor y cariño. Nunca dejaré de venir", aseguró al tiempo que no dejaba de agitar en el aire sus larguísimos brazos para mostrar la placa que se le acababa de entregar.

El auditorio de la Casa de Cultura prácticamente se llenó para seguir la ceremonia. El Padre Ángel tuvo un recibimiento especialmente caluroso. Se subió al escenario poco después de que el Coro Minero de Turón cantara "En el pozo María Luisa". El religioso recitó una estrofa de la canción: "Mira, mira Maruxina mira, mira como vengo yo. Traigo la camisa roja, tranlaralará, tranlará". Recordó a los presentes, con una simbólica bufanda roja al cuello, que el sufrimiento de muchas familias tras accidentes mineros es comparable al drama que viven actualmente miles de inmigrantes: "Esta realidad nos debería doler igual que cuando nos acordamos de los mineros fallecidos. Hay demasiadas muertes evitables".