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Fallos en la ventilación condenaron a los seis mineros muertos en León en 2013

El auto judicial sobre el accidente del pozo Emilio afirma que las víctimas debieron usar el autorrescatador, "algo que no hicieron ni se les exigió"

El 28 de octubre de 2013 quedará marcado en la crónica negra de la minería. El accidente ocurrido en el pozo Emilio, de la Hullera Vasco Leonesa, dejaba las comarcas mineras en un profundo silencio, solo roto por el llanto de los familiares y amigos de los seis mineros muertos y de los ocho heridos. Un escape súbito de metano se cobraba la vida de media docena de trabajadores. Una circunstancia que, a tenor del auto de la jueza en la que abre la puerta a la celebración de un juicio oral para depurar responsabilidades, se podría haber evitado. En uno de los párrafos asegura la magistrada que "la adecuada colocación de los electroventiladores hubiese podido renovar el oxígeno en el lugar donde se habían caído los trabajadores, en 66 segundos".

Es sólo una de las claves que da el auto, en el que se pone de manifiesto que las condiciones de trabajo no eran las adecuadas y los riesgos de que se produjera un escape de metano, evidentes. "Fueron muchos los avisos y los indicios de riesgo que la mina iba dando a diario, sin que fueran tenidos en cuenta por los investigados dentro del ámbito propio de sus competencias y responsabilidades", dice el auto de la jueza.

La magistrada narra que los técnicos vieron una bóveda, de la que luego se desprendió el metano, entre el 15 y el 28 de octubre, día del accidente. La normativa señala que "si se detectase bóveda durante la perforación, se avanzará la explotación sin sutirar". Sin embargo, el auto indica que "se siguió sutirando durante numerosos y sucesivos días, pese a que se tenía conocimiento de la bóveda".

Otra de las claves estuvo en los niveles de metano, que fueron avisando los días anteriores. "Los vigilantes refieren que la primera semana de explotación del 14 al 18 octubre los valores fueron en general altos, disminuyendo la segunda semana, para volver a reactivarse en el segundo relevo del día 25, con picos de más del 2 por ciento", señala el auto, que indica que el límite legal es del 1,5 por ciento.

Narra el auto de la jueza lo sucedido el día del accidente y señala que hubo dos fallos eléctricos en el macizo 7, donde se produjo el accidente, que obligaron a limpiar el gas acumulado al quedarse sin energía los ventiladores. "Entre las 11.58 horas y las 13:24 horas el valor promedio del retorno de ventilación del taller es de 1,18% con un máximo de 1,79 y un mínimo de 1,02%", dice el auto, que indica que "sin embargo no se hace nada, posteriormente, para impedir la entrada de los trabajadores fallecidos y de los lesionados, algunos de los cuales fueron a trabajar, otros entraron para rescatar y socorrer a sus compañeros".

A las 13.24 horas, hora del accidente, "se registra una subida brusca de metano por encima del 5%". Y a continuación, la invasión masiva y fatal de metano. "Durante las operaciones de rescate se constató que el contenido de oxígeno a la entrada del transversal de la Planta 7ª era del 1,1%, lo que permite estimar que el contenido de metano era del 95%", señala la jueza, que puntualiza que tanto las víctimas mortales como los heridos deberían haber usado el autorrescatador cuando el nivel llegó al 5%, "algo que ni hicieron ni se les exigió".

El auto también indica que la ventilación "no era adecuada ni suficiente" en la zona del accidente. Según relata el documento judicial, "los electroventiladores, así como sus cofres y cables de alimentación, no se ubicaron directamente en la corriente primaria de ventilación, sino en un culatón bañado parcialmente por el retorno de la ventilación del taller, contraviniendo la normativa. Además, el informe señala que una vez que a los trabajadores les alcanza el metano, "se detiene la ventilación secundaria, prolongando la privación de oxígeno a los accidentados". La adecuada ubicación de los ventiladores, prosigue la juez, "hubiera evitado el reflujo y tomando el aire que circulaba entre 8.ª y 7.ª planta por el pozo de 38.ª, con 0,4% de metano, se hubiese podido de esa forma renovar el oxígeno en el lugar donde se habían caído los trabajadores en un tiempo aproximado de 66 segundos". Un minuto que hubieran podido salvar seis vidas.

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