Misa en honor del patrón, una procesión que congregó a numerosos fieles, jiras para todos los gustos, mercáu tradicional, fuegos artificiales y mucha música. Sama despidió sus festejos patronales con un día grande, festividad del Apóstol, cargado de actividades. La jornada no sólo puso el colofón a cinco días de fiestas. También supuso la despedida momentánea de la iglesia parroquial, que el jueves cerrará sus puertas durante dos meses para acometer diversas obras de mejora en su interior.

El templo se quedó pequeño para acoger la misa concelebrada en honor del patrón, que estuvo presidida por José Julio Velasco Bolaño, párroco de Posada de Llanera y vicario episcopal de Oviedo-Centro. "Quiero agradecer la invitación de poder acompañaros en un día tan solemne. Estoy feliz de estar aquí, junto a vosotros y junto a José Ángel Pravos, un buen sacerdote, entregado y responsable, al que debéis seguir cuidando".

Velasco aprovechó su homilía para instar a los asistentes a "robustecer la fe" cada día, sin "avergonzarse de vivir como verdaderos cristianos". También tuvo alusiones para Santiago, que "hizo de su vida un camino recorrido con un bastón y unas sandalias, sin pompa. De la misma manera, nosotros debemos dejar a un lado los triunfalismos para seguir a Jesús, que vino al mundo a servir a los demás y no a ser servido".

La misa, cantada por el Coro Santiaguín, tuvo su colofón con la intervención del párroco de Sama, José Ángel Pravos, que expuso su "preocupación" por la falta de empleo en la comarca del Nalón y pidió al Apóstol "por las familias" de las Cuencas, "especialmente por las que más lo necesitan". El sacerdote también explicó que el templo permanecerá cerrado durante los meses de agosto y septiembre para acometer diferentes obras de reforma en su interior que consistirán, principalmente, en la reparación del retablo y del presbiterio y la instalación de luces LED. La siguiente fase será la reparación del órgano.

La imagen de Santiago, elaborada en un taller de Murcia y adquirida en 2009, presidió la celebración, antes de salir en procesión por las calles de Sama. La talla muestra a Santiago peregrino sujetando el bordón con una de sus manos. Se trata de una tradición que se rescató ese año, después de cuarenta años sin celebrarse. La imagen está elaborada con pasta de madera y descansa sobre una peana apoyada en un soporte de madera de arce en la que aparecen talladas la cruz de Santiago y las conchas del peregrino.