Reza un dicho que en el amor "un clavo saca otro clavo". Y ahora se puede aplicar también al sector comercial. Los antiguos economatos de Hunosa vivieron ayer un día muy especial. Tras décadas bajo el manto de la hullera, la empresa langreana El Arco ya se ha hecho cargo de los supermercados. Y su fiel clientela no ha dudado ni un segundo. Su tienda habitual es el "conomato" y va a seguir siéndolo, aunque el cartel indique El Economato y ya no lleve el logo de Hunosa. Sólo piden una cosa, que el género que hay ahora mismo en las estanterías crezca y un rezo común: "que no desaparezca el textil".

Desde primera hora de la mañana, en el establecimiento de Mieres fueron llegando clientes. Algunos a hacer su compra habitual y otros, llevados por la curiosidad, a darse una vuelta a ver el "nuevo" economato. Entre los clientes de toda la vida Ángela Álvarez y su madre Concepción Álvarez. "Está todo igual que antes y nos alegramos mucho que no se haya cerrado", señalaba Ángela Álvarez. "De momento está un poco desabastecido, pero seguro que poco a poco se llenan las estanterías", señalaba la joven, que salía con dos bolsas todavía con el anagrama y el logotipo del Grupo Hunosa, en sus manos.

Atento a todo estaba Ramón Peña, el encargado de la tienda. "En este primer día estamos intentando continuar con todo lo que tenía Hunosa y algún cambio habrá, pero será tranquilo y lo vamos a hacer poco a poco", señalaba el responsable del grupo El Arco. Pese a que las bolsas eran las de Hunosa, el nuevo logotipo de El Economato ya lucía a la entrada del supermercado. Sobre los nuevos productos, tanto Ramón Peña como el director general de El Arco, José Ramón Ceñera, explicaron que se irán incorporando nuevas referencias y nuevos proveedores con los que trabaja la empresa langreana. Esta misma semana irá entrando ya mercancía para que las estanterías vuelvan a lucir tan repletas como antaño. Realizar una transición sin cerrar las tiendas conlleva estos pequeños desajustes.

En el valle del Nalón, El Economato también entró con buen pie. Del ubicado en el Fondón salían José Luis Capel y Verónica Amieva cargados de bolsas. "De momento no notamos muchos cambios, hay los mismos productos y buenos precios", indicó el hombre, que posee un restaurante y se provee de género en el supermercado que era de Hunosa. "Nosotros compramos mucha mercancía y una vez que pongan pescadería y carnicería será más todavía", indicó Amieva. La primera experiencia "ha sido buena, llevamos cosas muy interesantes a buenos precios", señalan mientras cargan el coche.

Otra vecina de Langreo, Deli Suárez, también estaba encantada con que los economatos no hayan cerrado. "Me alegré mucho por la gente que trabaja aquí y, además, yo soy una clienta habitual", señalaba, para agregar que, "aunque ahora hay pocas cosas todavía, esto estuvo mucho más desabastecido todavía". Lo que ni por asomo quiere pensar es que dejen de traer ropa. "El textil es de lo mejor del economato, barato y de muy buena calidad, así que esperamos que sigan con estos productos", señaló.

La exigencia del textil

En El Entrego también fue día de estreno. María del Mar Tresguerres salía de comprar con su amiga Consuelo Rodríguez. "Yo vivo aquí encima y llevo siendo clienta 43 años, no se comprar en otro sitio", señalaba Tresguerres, que se mostraba muy contenta porque "después de mucho luchar y muchas manifestaciones seguimos teniendo economato". También Consuelo Rodríguez estaba encantada con la presencia de los economatos: "Me daba mucha pena que lo fueran a cerrar, y ahora nos encanta que hayan mantenido el nombre". Eso sí, ambas vecinas, igual que en Langreo o Mieres, solo tienen una exigencia: "Que vuelvan a traer la ropa, al mismo precio y de la misma calidad. Las sábanas, la lencería, los zapatos... ¡Qué bueno era todo!", exclamaban. A falta de calzado, los economatos han empezado con buen pie.