Noa cada vez está más cerca de volver a Turón. La lucha del turonés Pablo Santos para recuperar a su hija después de 16 meses sin verla está cerca de terminar o al menos eso es lo que espera y en lo que confía. La pequeña Noa, de 5 años, está en Uruguay, donde su madre se la llevó contra la voluntad de su padre. Pese a que el progenitor tiene una sentencia en firme para que la menor vuelva a España, el Juzgado de Viella (Lérida), que es el que tiene que dar la orden de ejecución, aún no lo ha hecho. Sin embargo, La situación podría cambiar esta misma semana. Tras quince días durmiendo ante el Juzgado, Pablo Santos ha conseguido que le escuchen. En los próximos días, la juez reunirá de urgencia a los abogados de las partes para tomar una determinación.

Todo este proceso comenzó hace casi año y medio. En la primavera de 2016, Pablo Santos dio el consentimiento para que Noa viajase con su madre de vacaciones a Uruguay. Su billete era de ida y vuelta. Pero todavía no ha vuelto a España. Pablo Santos presentó denuncias en España y en Uruguay, y en ambos países le han dado la razón. Las sentencias indican que Noa está retenida en el país sudamericano. Sin embargo, los farragosos trámites judiciales obligan a que el Juzgado de Viella, localidad catalana donde reside el turonés, dé el visto bueno para la ejecución de las medidas cautelares que implicarían la vuelta a España de la menor. "La sentencia es irrevocable, la niña está en situación ilegal, está retenida", indicó.

Una vez que la pequeña llegue, no está claro que pueda quedarse con su padre. Y es que la madre, durante las alegaciones en los procesos judiciales, aseguró que la pequeña era víctima de abusos por parte de su progenitor. "No hay una denuncia ni en España ni en Uruguay", indica Pablo Santos. "Ella lo que hizo fue una declaración y no hay denuncia, ni la van a poner", señala el joven.

Tras quince días durmiendo ante el Juzgado, Pablo Santos ha vuelto a trabajar. La comunicación de la juez de Viella indicándole que va a reunir de urgencia a los abogados de las partes ha abierto un claro entre las nubes que llevan tapándole el sol el último año y medio. "Esperemos que en unas semanas la niña esté en España y luego sea el juez quien decida que es lo mejor para ella", asegura el turonés. "Yo sólo quiero volver a verla", afirma esperanzado, para agregar que "espero también que la mamá de Noa recapacite y sea colaboradora, por el bien de la niña". "Yo no quiero que se hable mal de ella, es la madre de mi hija, y lo que quiero es lo mejor para todos, una vez aquí yo haría lo que fuera, la ayudaría. La niña tiene que vernos bien a los dos".

Pablo Santos ha recibido grandes apoyos por parte de sus vecinos de Turón, y eso que abandonó el valle con apenas 22 -tiene 35- años para irse a trabajar fuera. De hecho, durante esta protesta ha recibido visitas de amigos de la infancia. "No voy a tener vida para agradecer todo lo que han hecho por mí", confiesa. El mejor agradecimiento para todos es que Noa vuelva a correr por el Valle.