"Uno o dos meses como máximo". Ese es el tiempo que los sindicatos calculan que le queda a Mieres Tubos antes de entrar en liquidación. Tanto UGT como CC OO asumen que el actual proceso de concurso de acreedores deja muy poco margen de maniobra, sobre todo tras más de tres años de negociaciones infructuosas para captar nuevos inversores. Las centrales coincidieron ayer en mandar un mensaje que suena a "SOS". "La comarca no se puede permitir el cierre de ninguna empresa más".

Una firma italiana del sector ha sido la última compañía en mostrar, aunque tímidamente, cierto interés por asumir el control de Mieres Tubos. La negociación no fructificó y la empresa hace semanas que no da señales de vida, apuntan los sindicatos. Así las cosas, el futuro que la antigua Perfrisa es más que incierto. La plantilla ve muy complicada la continuidad de la fábrica y las centrales comparten un sentimiento de impotencia y cierta resignación: "Estamos ante el último vestigio de la siderúrgica pública que queda en la comarca", subraya Manuel Pérez Uría, secretario de política industrial de CC OO: "El primer paso hacia un nuevo proceso de industrialización debe comenzar por mantener lo que queda del viejo tejido empresarial". Pérez Uría reconoce que la actual situación de Mieres Tubos es "muy delicada". Un total de 59 trabajadores aún integran la plantilla. La mayoría apenas cuentan ya con cobertura de la prestación por desempleo tras un sin fin de regulaciones de empleo concatenadas. "Son muchas las familias afectadas, pero el golpe es aún más grave si se tiene en cuenta lo que está empresa significa para el territorio", remarca el citado dirigente de CC OO.

En UGT tampoco encuentran a estas alturas demasiados motivos para el optimismo: "La sensación que todos tenemos es que la situación es muy complicada, aunque hay que aferrarse a cualquier resquicio en busca de una solución", señala Sergio Álvarez, responsables de la unión comarcal ugetista. "Estamos a un paso de quedarnos sin un símbolo industrial". De momento, el Juzgado de lo mercantil de Oviedo ha tramitado el auto de declaración de un concurso deudor y nombrado un administrador concursal que será el encargado de atender las reclamaciones de los acreedores de la empresa. Al final, la familia Uribarren, propietaria de la antigua Perfrisa, ha sido incapaz de articular un plan de viabilidad, poniendo muchas trabas a las gestiones realizadas tanto por los sindicatos como el Principado.

"La estrategia que ha desarrollado la dirección es muy difícil de entender", lamentó ayer Sergio Álvarez. Desde su punto de vista, el tejido industrial de la comarca necesita un impulso que, de momento, no se vislumbra: "¿Cómo vamos a retener a nuestros jóvenes si no hay empleo?". Sergio Álvarez entiende que no se está desarrollando la política adecuada: "Lo primero es poner las bases para que no se pierda ni una empresa más. Luego necesitamos un plan estratégico, pero no en forma de palabras vacías". El dirigente sindical lo tiene claro: "Empresarialmente hablando se puede decir que estamos en la uvi".