La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los mil muñecos de Adelina

Una vecina de Blimea mostró en la plaza de San Roque una parte de su colección, que incluye muñecas de cartón, trapo, celuloide y barro de ladrillo

"Empecé a coleccionar muñecos hace dieciocho años porque quería encontrar uno que tuve cuando era niña, con diez años; ahora poseo casi un millar de piezas". La que habla es la blimeína Adelina Rodríguez, que ayer expuso una pequeña parte de su "tesoro" durante la celebración de las fiestas de la plaza de San Roque. No sólo colecciona las muñecas; también las repara. "Hago lo que puedo porque no soy ninguna experta", explica.

Entre los muñecos de Adelina hay de todo. "Tengo muñecas de 1890, de esas clásicas alemanas de buena marca; pero también de cartón, de barro de ladrillo, de trapo, de celuloide y plástico", explica. También hay "Barbies", "como un centenar de ellas, pero me da pereza venderlas, porque casi todo el mundo las quiere por los vestidos y no por la muñeca en sí misma". Esas piezas, asegura, "han llegado de medio mundo y algunas son muy curiosas, como las que me trajeron de Estados Unidos que estaban vestidas con trajes típicos asturianos; eran muñecas que se habían llevado desde aquí a los emigrantes y ahora han vuelto".

¿Y qué ocurrió con su muñeco original, el que había tenido con diez años? "Pues era un muñeco corriente, sin marca, los llamaban populares de carne cuando empezaron a salir los que estaban hechos de plástico", apunta. Se lo había regalado una señora cuando comenzaron las vacaciones de Navidad, "pero cuando llegué a casa con ella, una de mis hermanas le pegó un mordisco y lo rompió; se me quedó en la cabeza para siempre". Así que empezó a buscar, pero la realidad cuando se tienen diez años no es la misma que cuando eres adulto, "y no daba con el muñeco, pero sí encontraba similares y decidí quedármelos, así hasta hoy".

En su búsqueda también encontró otros muñecos de su infancia, "como unos de cera que también había tenido de niña, pero que son muy delicados y una vez, intentando limpiarlos, les borré la cara. Ahora los tengo mucho más cuidados". Y es que, como afirma, "tengo muchos recuerdo de la infancia ligados a los muñecos".

Junto a la afición por coleccionarlos, Adelina también aprendió a realizar pequeñas reparaciones. "Repongo los ojos, repaso la pintura o los arreglo cuando tienen los dedos rotos", señala, afirmando que "no aprendí de nadie; ahora sí miro en internet cómo se realizan los arreglos, pero precisan de mucha paciencia". Lo que no hace es vestidos para las muñecas. "Me haría falta una costurera, porque hacer los vestidos es complicado y algunos los he tenido que encargar en Alemania", destaca.

La vestimenta, como atestigua, "es casi tan importante como la muñeca en sí, porque quieres tenerla arreglada igual que cuando se creó, no vestirla de cualquier manera y, además, por la ropa se identifica su época". Adelina Rodríguez cuenta con un bajo comercial donde guarda toda su colección. "Bajo de vez en cuando a colocarlas, pero mi nieta requiere ahora toda mi atención así que hasta septiembre no me pondré a ello", subraya.

La exposición de muñecas no fue la única actividad del día en las fiestas de la plaza de San Roque, que ayer estaban dedicadas casi íntegramente a los más pequeños. También hubo procesión y misa por todos los fallecidos de la localidad, además de la entrega de premios del tercer concurso de fotografía "Justo Arienza" y el homenaje a los mayores con pincheo, baile con el pinchadiscos "Discomás" y chocolatada.

La actividad continuará el 27 de agosto con una excursión a Mansilla de las Mulas, Gradefes y León. La salida en autobús hacia el Monasterio de Gradefes está prevista para las ocho de la mañana. Habrá visita guiada por el Monasterio, la Feria del Tomate en Mansilla de las Mulas, Arcahueja y León.

Compartir el artículo

stats