El cálido invierno vivido en Asturias -con temperaturas moderadas y sin excesivas precipitaciones de nieve y agua- se está notando este verano en el concejo de Caso en la proliferación de plagas de insectos y pequeños roedores. Operarios de un empresa privada contratada por el Ayuntamiento ocuparon la jornada de ayer en fumigar tres focos de una placa de pulgas surgida en la localidad de Veneros. Un mes antes ya se había intervenido para erradicar una plaga similar aparecida en Caleao. Además, a principios de julio se acometió una campaña de desratización para acabar con una plaga de ratones de campo en el núcleo de Tarna. "El invierno ha venido como ha venido y estas cosas, en zonas donde hay animales, pueden pasar; no ha que caer en el alarmismo", expuso el alcalde de Caso, Miguel Fernández.

Los sifonápteros, popularmente conocidos como pulgas, son pequeños insectos sin alas. Las pulgas son parásitos externos que se nutren de la sangre de los mamíferos y pueden realizar saltos largos en proporción a su tamaño. De esta forma pueden alcanzar fácilmente a nuevos huéspedes. Son insectos pequeños (de 1,5 a algo más de 3 milímetros de largo) sin alas, muy ágiles, de color generalmente oscuro, que disponen de un mecanismo bucal de tubos especialmente adaptado para poder alimentarse de la sangre de sus huéspedes.

La voz de alarma de la plaga de pulgas en Veneros fue dada hace unos diez días, según explicaron fuentes municipales, por el portavoz municipal de IU, que se hizo eco de esta forma de las quejas vecinales. La Corporación acordó entonces poner en marcha los mecanismos para erradicar la plaga, contratando a una empresa especializada en fumigar los tres focos detectados en la localidad. "Nosotros podemos intervenir en los espacios públicos, no en construcciones privadas", apuntó el regidor casín.

La plaga no sólo supuso un problema para los vecinos de Veneros sino para algunos de los turistas que pasaron por la localidad. Un montañero gijonés denunció a este diario que, al pasear por Veneros, se vio afectado por las pulgas, que se llevó a casa en sus ropas, por lo que tuvo que desinfectar su casa y el domicilio de su hija. También se quejó de que el Ayuntamiento no colocara carteles informativos para prevenir a los vecinos y a los visitantes de las existencia de la plaga de los insectos.

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El alcalde de Caso, Miguel Fernández, explicó que se evitó poner carteles para "no caer en el alarmismo. Es una situación relativamente habitual en las zonas rurales donde hay ganado y animales domésticos, especialmente en años como este en los que hemos tenido un invierno muy liviano, sin apenas precipitaciones de lluvia ni nieve. Hemos afrontado lo que ha pasado con normalidad, identificando los focos y actuando sobre ellos", argumentó el regidor, que añadió: "Ya tuvimos una plaga de pulgas en Caleao hace un mes y, hace un mes y medio, una de ratones en Tarna. En Tarna, por ejemplo, en un invierno normal el pueblo está cubierto de nieve un mes o mes y medio y este año no llegaría a la semana. Todas esas cosas se notan ahora, en verano, que puede haber más plagas".

En la región ya se han producido otros episodios de plagas de pulgas denunciados por los vecinos, no sólo en la zona rural, sino también en espacios urbanos. Este fue el caso sucedido en Grado el pasado mes de mayo, cuando varios niños y adultos denunciaron haber sido víctimas de picaduras de pulga en el barrio de La Flor. Los afectados culparon a un arenero para juegos infantiles en la zona de los columpios del barrio. También explicaron que, a su juicio, el problema se debía a los dueños de los perros que sueltan a los canes en la zona y que la dejaban llena de excremento.