"Soy ateo, pero aquel día se me apareció el Espíritu Santo. Creí que no lo contaba; la mano anónima que me sacó del agua me devolvió a la vida". Fue un caluroso día de verano de finales de los sesenta. Faltaban todavía muchos años para que naciera "Nuberu" y para que el "Chalaneru" se convirtiera en himno. Chus Pedro Suárez era entonces un chaval de El Entrego de trece años que solía subir a La Chalana con sus amigos para pegarse un chapuzón en el Nalón, en la playa fluvial lavianesa. El hecho de no saber nadar no suponía un impedimento. "Yo quería ser como los demás. Allí era feliz. La Chalana era un universo de colores y de luz, como un cuadro de Sorolla".
El idilio de Chus Pedro con La Chalana venía de mucho antes, de cuando era "un crío de tres o cuatro años". "Subía con mi padre en tren desde El Entrego y luego cogíamos el trenillo de La Campurra. Él se tomaba una pinta de vino y yo me quedaba mirando desde un muro a toda la gente que se bañaba allí, a los que se tiraban de cabeza desde arriba y a las familias comiendo empanadas y tortilla en las orillas".
Años después, La Chalana también era el lugar de recreo veraniego preferido del Chus Pedro adolescente: "Venía con mis amigos en bici y pasábamos el día en Laviana. A veces llegábamos más arriba, hasta el pozo de La Mozquita, cerca de El Condao".
Chus Pedro no sabía nadar y solía meterse en el agua hasta donde hacía pie. En una ocasión, cuando tenía trece años, un paso desafortunado estuvo a punto de costarle caro: "El fondo era inestable. Pise una piedra y perdí pie. Quedé sumergido por completo y lo único que pude hacer fue ponerme a botar y extender la mano fuera de la superficie para tratar de que alguien tirara de mí y me sacara de allí". Sin embargo, nadie respondía a la llamada de auxilio. "Al principio mis amigos creían que estaba de broma y después, al ver lo que pasaba, se quedaron paralizados, incapaces de reaccionar".
Los segundos se hicieron un mundo para aquel chaval de El Entrego. "No sé el tiempo que pasaría bajo el agua, pero a mí me pareció una eternidad. Sentí que moriría allí. De pronto, apareció una mano mágica, salvadora, que me sacó del agua y me arrastró a la orilla". Chus Pedro nunca pudo identificar a su rescatador. "Sé que era un chaval de Langreo que me sacaría tres o cuatro años y que iba con un amigo de la misma edad. Nada más. Lo que tengo claro es que me salvó la vida; aquel día volví a nacer".
La angustiosa experiencia vivida en las aguas del Nalón jamás truncó el amor de Chus Pedro Suárez por La Chalana. Pasados los años, la versión de "Chalaneru" popularizada por ""Nuberu" llegaría a convertirse en una de las piezas emblemáticas del dúo y, recientemente, en himno oficial de Laviana. "No hay día que me suba al escenario para cantar 'Chalaneru' que no vengan a mi cabeza todos aquellos recuerdos de cuando era chaval, de la admiración que sentía por todo aquel mundo multicolor".
La identificación llega hasta tal punto que Chus Pedro Suárez tiene muy claro dónde quiere que reposen sus restos. "Mi familia y mis amigos saben que, cuando me muera, quiero que arrojen mis cenizas desde el puente de La Chalana. Allí es donde volví a nacer y allí es donde me quiero quedar para siempre".
